"Nadie merece tus lágrimas... pero si alguien las merece, jamás te hará llorar..."
Anónimo.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Un relato... "diferente".


Antes de que el año termine, y de que pasen las Navidades... quiero dejaros aquí un relato que escribí hace algunos años para ser emitido en radio.
Un relato distinto...
Con un punto de vista diferente de las navidades.... ya sabéis que me gusta ver todas las caras del dado...



Aquí os lo dejo y con él, me despido hasta primeros de año. Deseo que 2009 os traiga toda la felicidad que os merecéis.
Gracias por estos meses colmados de cariño.


"NUESTRAS NEGRAS NAVIDADES"

"Siempre que llega el frío, mi madre se arrincona en un extremo de nuestra casa y cae en una profunda depresión.

Sólo recuerdo un invierno anterior. Por lo tanto, debo ser aún muy pequeño. Mis hermanos, algunos mayores y otros más jóvenes que yo, se aferran a mi madre e imitan siempre su actitud. No lo entiendo.

Somos muchos en casa. Al menos quince, más mi madre, claro. Vivimos en un sitio que dicen que es horrible. A mi no me lo parece, la verdad.

Jugamos todo el día en la calle y en casa, mis hermanos y los demás, porque somos muchos, muchísimos. Hay muchas mamás con un montón de hijos. De todas las edades. Así que siempre hay con quien jugar. Cuando mis hermanos se enfadan conmigo, pues busco a cualquier otro.

Claro, que ahora que lo pienso... nunca he visto papás. No sé por qué. Una vez le pregunté a mamá:

- Mami, ¿Por qué nuestro papá no está aquí?
- Hijo... papá está lejos. Ellos se lo llevaron. Debiste nacer hembra.
Estaríamos juntos mucho más tiempo...

Mi madre siempre hablaba mal de ellos, de los que se llevaron a papá. Pero la verdad es, que no entiendo muy bien por qué. Al fin y al cabo, son los que nos proporcionan la comida y la bebida que todos necesitamos... Si fuesen malos... digo yo que no nos darían de comer. Bien es verdad que la comida es escasa pero, al menos, no nos morimos de hambre.

La cantidad de comida varía según la época del año. La mejor época, sin duda, es ésta. Cuando acaba el verano y el otoño está en pleno apogeo, la comida siempre es abundante. Qué digo abundante, es extraordinaria, excesiva, y, sin embargo, mi mamá y todas las demás mamás insisten en que no la tomemos. Que no comamos más que lo justo. ¡No lo entiendo! Un maíz tan tierno y tan hermoso desperdiciado. Y, claro, los amos se enfadan, y con razón, creo yo.

Aquel día nevaba. La calle se cubría con un grueso manto blanco y vi algunas personas sonrientes que pasaban delante de mi casa. Por un ventanuco, al que conseguía subirme de vez en cuando, podía ver apenas los tobillos de la gente que paseaba por allí. Sólo tenía acceso a la figura completa cuando pasaban por la acera contraria, frente al ventanuco.
Y así lo vi: Un gran árbol, un abeto creo, adornaba una plaza cercana. No podía retirar mis ojos de él. Soltaba destellos de colores y unas esferas metálicas, bellísimas, colgaban de sus ramas. Corrí abajo y busqué a mi madre.

- Mami, ¡Mami! ¿Qué clase de frutos da ese árbol que hay en la plaza?
¿Cómo se llaman? ¿Se comen?
- No son frutos, cariño. Son adornos de Navidad. –La tristeza se reflejó en su
rostro-.
- Ah... Navidad. ¿Navidad? ¿Qué es la Navidad, mami?
- Navidad... -dijo como buscando las palabras- Es una época negra. La
época en que las familias se deshacen. La época en que la desgracia se
cierne sobre nuestras cabezas.
- ¿Y por qué la gente va tan contenta, mami? Los niños sonríen. Y no he
visto, como el resto del año, que los hombres se peleen.
- Te hablo de nosotros cariño. De nuestra familia. Tu hermano mayor... tal vez
se marche pronto... como papi.
- ¿A dónde?
- ¡Ssshhh! Traen la comida y el agua. ¡Corre! escóndete en aquel rincón.
Estás tan grande para tu edad..., ¡Vamos, escóndete!

Yo corrí despavorido al último rincón de mi casa. Precisamente bajo aquel ventanuco. Me acomodé como pude al lado de una caja de manzanas medio podridas. Un exquisito manjar. Los copos blancos comenzaron a caerme encima. ¡Estaban helados!

Reflexioné sobre lo que mi madre me había contado. Cuanto más lo pensaba, menos lo entendía. Según mi madre, la Navidad no es igual para todos... Sin embargo, a mí me gustaba... Escuchaba de cuando en cuando, unas cancioncillas muy tiernas que hablaban de amor, de paz y de amistad, ¿Cómo podía ser eso algo malo? ¿Por qué nosotros no cantábamos aquellas melodías y nos sentíamos tan dichosos como ellos? Al fin y al cabo todos vivimos en la misma ciudad. Y, si bien es verdad que somos pobres, comemos a diario y, seguramente nuestro amo se siente contagiado de los villancicos y del ambiente Navideño, y esa debe ser la razón por la cual, en estas fechas, la comida es abundante y excelente. Pero mi madre sigue empeñada en no comer ella y en que no comamos nosotros.

Uno de mis amigos se ponía ciego de maíz y, de vez en cuando y a escondidas, me llevaba un puñado para mí. Lo comía con avidez y siempre me sentaba mal. Los remordimientos de conciencia por haber desobedecido a mi madre, hacían que se me cortase la digestión.

Mi madre tenía razón. Aquel invierno, aquella Navidad, mi hermano mayor se marchó. Fue dramático. Mi madre gritaba. Nunca la había visto así. Me di cuenta, en ese momento, de cómo una madre defiende a sus hijos en circunstancias tan duras. Se enfrentó al hombre que entró a buscarle. Le hirió en una mano, que sangraba. Él no dudó en patear a mi madre. Aquello me indignó. ¡Era Navidad!

Dónde fue mi hermano lo supe algo después.

Durante la noche más fría de aquel invierno la calle quedó desierta más pronto de lo normal. Mi madre estaba especialmente triste. Cuando la noche era cerrada y sonaban las doce en el reloj de la plaza, muchas de las madres se reunieron como en un ritual sagrado. En círculo lloraban y relataban como una especie de oración. Me acerqué a ellas. Al ser pequeño, me estaban permitidos privilegios que a los mayores se les prohibían. Allí sentado, junto a mi madre, pude ver cómo las lágrimas brotaban de los ojos de todas ellas, que sin duda alguna, estaban destrozadas por el dolor. ¿El dolor de la Navidad? Me acurruqué junto a mi madre y ella me acogió casi sin advertir que yo la miraba desde abajo.

- Mami... -susurré-.
- Ssshhh.
- ¿Por qué lloras, mámi? ¿Qué te pasa?
- Ven conmigo.

Me rodeó con su brazo y me empujó suavemente lejos del grupo. Ven, me dijo. He de hablarte de algo importante.

Me sentí mayor. Supuse que mi madre iba a contarme por fin, dónde estaba mi hermano, todos los hermanos mayores y todos los papás. Y así fue. Lo que no sabía es que aquello hizo que nunca más fuese pequeño. Que nunca más deseara comer aquella deliciosa comida que por Navidad nos ofrecían. Y sobre todo, que nunca más deseara una nueva Navidad.

“Verás hijo, -comenzó- Las personas tienen la necesidad de adornar con costumbres sus celebraciones. Como ya te dije un día, las Navidades de los hombres no son como las nuestras. Mientras sus casas se llenan de luz, amor, amistad y, sobre todo, de cosas materiales: regalos, comidas, bebidas... Nuestra casa se llena de terror, incertidumbre y dolor.

Hay una tradición, en el mundo de los hombres, que dice que la noche de Nochebuena, con toda la familia reunida: la que se quiere y la que se odia, en torno a una mesa, han de sentarse todos a degustar gran variedad de alimentos.: Los que les gustan y los que no. De dulces: los que les agradan y los que les enferman. De licores y alcohol: los que les alegran y los que les emborrachan. Y junto con todos esos manjares hay uno, concretamente uno, que no debe faltar. ¿Sabes cuál, hijo? -No mami- Dije temiéndome lo peor. Si mi amor: El pavo. Y tu hermano, tu papá y todos los demás que van faltando cada año de este corral se sientan a la mesa de los hombres para que ellos cumplan con su tradición sagrada, para que la Navidad sea Navidad.

Nunca me recuperé de aquel golpe. Durante el año siguiente, sabiendo que cuando llegase de nuevo el frío y mi madre volviese a acurrucarse en el rincón, yo también me sentaría a la mesa de los hombres, me dediqué, como una madre más, a prohibir a los pequeños que comiesen en exceso. A disfrutar de la vida, de la poca vida que me quedaba.
Efectivamente yo era joven, pero los puñados de maíz que mi amigo (que por cierto cayó aquel año) me traía a escondidas, habían hecho de mí un Pavo grande y hermoso.
Digno sin duda de sentarse a la mesa de Navidad, y compartir con los hombres, aquello que mi madre acertó en llamar “Nuestras Negras Navidades”.
(Este texto está registrado)

Hasta dentro de unos días.
Os quiero.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Enero y sus "comeduras de coco"


Se termina el año y comienzan, irremediablemente, los nuevos propósitos, las nuevas colecciones, dejar de fumar..., las enmiendas de terribles fallos cometidos...
Al final todos andamos cortados casi por el mismo patrón...
Quien, llegadas estas fechas, no se ha preguntado qué hizo el año que termina... si consiguió lo que se propuso tan seriamente hace ahora 12 meses... siempre la misma historia, la misma comedura de tarro que te hace tener taquicardias y sentirte como el mismo culo porque no cumpliste con aquello o con lo de más allá...

Se hace necesaria la reflexión, llegados a este punto... ¿Porqué necesitamos tantas fronteras? ¿Porqué somos tan infantiles, que al ver cintas de colores, se nos dulcifica la mirada? ¿Es hipocresía? ¿Inercia?
Por qué curioso proceso mental, nos sentimos abocados a comidas con familiares que son odiosos durante todo el año y durante dos semanas hacemos un esfuerzo (siempre los mismos) por evitar los enfrentamientos... cuando sabemos perfectamente que ese personaje volverá a las andadas en cuanto devore la cena que has preparado durante horas y que ni siquiera se digna a agradecer... que siempre está demasiado fría o demasiado sosa... cuando no es escasa o un derroche de dinero innecesario...
Uno se carga de una paciencia que nunca pensó tener y aguanta, aguanta... y hay mesas de Navidad donde sus comensales son verdaderas ollas a presión a punto de estallar. Estoy segura de que alguna tragedia pasaría si, de repente, alguien diese rienda suelta a sus pensamientos y eso produjera una reacción en cadena... Los instintos más bajos, los reproches más antiguos saldrían como dardos envenenados en un fuego cruzado...

No quiero ahora ir en contra de las tradiciones. Soy la primera que entro al trapo del consumismo excesivo, de poner ojos de cordero degollado cuando veo cientos de personas comprando regalos ilusionados...
Que me quedo con la boca abierta con las luces que decoran la ciudad por las noches, con esos grandiosos arboles de navidad y canturreo por lo bajini algún que otro villancico, casi sin darme cuenta...
Así que voy a jugar a lo que jugamos todos en estas fechas...
Mis deseos y mis promesas para el próximo año son sencillas esta vez...

Por una parte, he descubierto que si yo no soy feliz... no puedo hacer feliz a nadie. Así que uno de mis objetivos es ser lo más feliz posible para poder trasmitirlo y reflejarlo a todo el que me rodee...
Y por otra, seguir descubriendo esos huecos de mi misma que son luminosos, sorprendentes y que siempre estuvieron ahí, esperando a ser descubiertos y que yo, torpe de mi, nunca había visto...
El descubrimiento de un TODO al que todos pertenecemos, como una pequeña parte de ese gran engranaje que es la vida... compartir ese camino con los demás...

Lo que conseguí este año no es mucho, pero me propuse sonreír más y lo conseguí. Sonrío por la calle, siempre que puedo. Soy amable con los que me rodean y reparto todos los abrazos y todo el cariño que es posible... He descubierto que me ha sido devuelto con creces... que he llenado sacos de bondad, amor, amistad, respeto que rebotó al entregarlo, de manera mucho más brillante y abundante...
Conseguí dar gracias, cada mañana al levantarme de las cosas buenas que fuese a recibir ese día... Y sonreír ha sido el primer gesto de cada amanecer de estos últimos meses... He descubierto que funciona... Os lo recomiendo. Una sonrisa y un agradecimiento por lo bueno que está por llegar... curiosamente, cada día llegó algo bueno, desde lugares y personas distintas, he tenido un regalo cada día, que me hacía feliz durante unos instantes...
Hermoso ¿no?
Y todo eso, sin ser Navidad... todo eso sin ponerme caretas, sin pedir nada a cambio. Todo eso, simplemente por vivir de la mejor manera posible... primero para mí y después para los demás...

Esto de pensar primero en uno mismo parece un acto de egoísmo pero alguien me explicó de manera muy gráfica porqué ha de ser así...
Me dijo: "si viajas en un avión y éste sufre la despresurización de la cabina del pasaje... imagina que llevas un bebé en tus brazos... Las máscaras de oxigeno caen frente a tu cara... El bebé no tiene máscara... ¿Qué harás? ¿Se la pondrás a él para salvarle la vida...? ¿Cuánto aguantarás tú? y cuando mueras... ¿Quién le ayudará? Si tu no estás en condiciones... no podrás salvar al débil. Primero te pondrás la máscara, cuidarás de estar fuerte y bien para salvar al bebé... sino moriréis los dos..."

Pues de eso se trata. Aquel sabio refrán que decía: "la caridad bien entendida, empieza por uno mismo.."
Os deseo lo mejor para 2009. Os deseo la fuerza para repartir sonrisas, amor, amistad y respeto y que podáis comprobar como yo... que todo es devuelto y que las personas malas... tan solo reciben maldad... pero no es necesario hacer nada. No es necesario que tu te encargues... la justicia, se hace sola... Si les odias, si no les perdonas o no les ignoras... entras en su círculo... y mira que luego es muy difícil bajarse de ese carro.


¿Tienes propósitos para el nuevo año? ¿Conseguiste algo de lo que pensaste hace ahora 12 meses?

Un beso y todo mi cariño.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Bajo presión....


La presión social hacia lo bello, paradójicamente, hace de nosotros seres feos por dentro, por insatisfacción y feos por fuera, por ansia de conseguir lo que no existe.

Lo natural, los cuerpos naturales, parecen haber desaparecido de las pantallas de televisión, de las revistas.... Mujeres con grandes labios carnosos, hombres con culos imposibles y rostros impensables. Pechos turgentes a los 45...
¿No os habéis fij
ado que ha llegado un momento en que todas las presentadoras de televisión "se parecen"? Hay momentos en que uno las confunde...
Debe ser que van al mismo cirujano y los modelos de nariz, pómulos, ojos, estiramientos y mentones se repiten y está claro que hay favoritos.... Un puzzle que termina conformando una fauna de caras (más bien caretas) muy similares, acordes con los cánones establecidos de lo que entendemos por belleza...

Pues yo lo siento mucho, mi cuerpo dista muchísimo de ser perfecto, mi cara no es bonita, ni mi piel es de terciopelo... Mis dos hijos han dejado mi tripa "herida". Señales de guerra que luzco con orgullo...
Esas patitas de gallo dan un toque especial a mi mirada. Mis manos acusan tantos pañales cambiados y tantos platos fregados... y tantas caricias también. Mi cuerpo delata mi vida y
eso dice cosas de mí. Habla de mi vida, que no fue siempre feliz.
Las lágrimas dejaron surcos que forman el mapa de mi piel. Mis risas la estiraron hasta romperla... esas arruguitas son de risa... ¡Cómo iba a quitarlas! Son mi vi
da, me acompañarán... Mi cintura, perdió algo de tono, inevitablemente... Esos pastelillos, esas paellas... También las disfruté...
A pesar de tener una talla 38 no aguantaría seguramente una sesión en bikini en vivo, jajaja. Por eso no la hago... Pero no me importa, ¿Quien necesita una sesión de fotos a estas alturas? Me quedo solo con las fotos buenas y las "malas" las borro que ahora son gratis...

Hacemos mucho daño a los jóvenes con las exigencias de ser "perfectos". Hoy no entraré en temas tan graves como la anorexia o la bulimia, la tristeza, la agresividad, la frustración.... y tantos ejemplos para ilustrar lo que provoca nuestra (y me incluyo, como no) intolerancia por lo feo, por lo que no "cumple" con las normas...
Y es que nos hemos acostumbrado a lo bello, lo fácil, lo hermoso... y sigue habiendo gente normal,
como yo, que nos sentimos a veces ignorados o inferiores cuando nos sobraron algunos kilos o algunos granos cubrieron parte de nuestro rostro... Unas gafas o unos alambres correctores en los dientes, que pueden hacer estragos...

Lejos de querer frivolizar con el tema, os confesaré que yo misma estuve en el borde del abismo, cuando perder peso se convirtió en el centro de mi vida y lo conseguí, conseguí perder mucho peso... tanto que llegue a pesar 44 kilos (como una niña de 12 años) y aún no sé, porqué perverso mecanismo mental, no conseguí dejar de ver a alguien "gordo" en el espejo...

Hoy he recuperado parte de ese peso (unos cinco kilos) y procuro no mirarme mucho a los espejos, ya que me veo gorda siempre... creo que es un lastre que llevaré siempre conmigo. Gracias a que mi sentido común me dijo que, lo que mis ojos me muestran, no es la realidad. Que soy una persona normal, con un peso y talla normales... Solo me pregunto qué hubiese pasado si llego a ser algo más débil, o algo más joven... Tal vez hubiese caído en ese torbellino de dolor y disparate que es la anorexia... Que me rondó tan cerquita...

Cuidado con las comidas de los chicos y chicas, que se pasean por ese filo de la navaja... Es muy delgado y muy afilado. Te cortas, fijo.


Ya sé que todos me diréis que Elsa Pataki está como un tren y yo no voy a negar que Harrison Ford, me quita el sentido... Pero seamos serios... ¡No existen! Nunca he visto a Brad pitt en el metro o a Nicole Kidman en el super...


Yo creo que son creaciones por ordenador... je, je.


Y a tí, ¿te preocupa mucho tu aspecto?
Un beso,

martes, 25 de noviembre de 2008

Por llevar la contraria...


Los que ya me conocéis, sabéis que no me gusta dejarme llevar por la corriente... y hoy tampoco..
Hoy es el día contra la violencia de género... ¿Qué género....?
Estoy, por supuesto, en contra de esa violencia mal llamada de género. La violencia es violencia...
En este término solo se incluyen a las mujeres y a los niños... cosa que está muy bien. Pero ¿Y qué pasa con el resto de la población?
¿En qué momento decidimos olvidar los derechos del hombre? "Discriminación positiva" nunca oí cosa igual... contradictoria e injusta.

¿En qué momento se decide que un hombre maltratado no disfrute de los mismos derechos que una mujer maltratada?

¿Que son minoría? ya ¿Y? ... ¿Desde cuándo las minorías son olvidadas? ... Se nos llena la boca de decir que hay que apoyar a las minorías, que deben estar protegidas, precisamente por su condición de inferioridad.

Hay hombres que lloran amargamente en sus celdas, acusados de delitos que no han cometido. Apartados de manera cruel de sus hijos.
Hombres que se dejan los cuernos trabajando y que sus compañeras acusan (aprovechando la coyuntura) de malos tratos de manera falsa.

¿Desde cuando la denuncia se convierte de inmediato en la encarcelación de un "presunto"?
Se nos llena la boca también de decir "presunto" salvo en los casos de maltrato...

No es posible que la justicia detenga a un individuo cuando su mujer le acusa de malos tratos... Nunca la mujer fue tan poderosa... Como siempre, el ser humano saca las cosas de quicio.

Tengo la desagradable sensación de ser dirigida, distraída.... ese viento invisible de la información con el que todos nos movemos, se vuelve a veces de colores brillantes y uno es capaz de ver cómo nos manipulan.
Nos enseñan un trapo rojo y allá que vamos todos, como toro desbocado. Como burro con orejeras sin pararnos a pensar un poco.
Todos tenemos una cabeza un cerebro propio que olvidamos encender cada mañana. Que olvidamos poner en posición de "crítica", de "analítica", de "razón".
Todas las medidas que se tomen a favor de la protección de las mujeres y niños (no entiendo porque se excluye al hombre) son buenas, pero... No a costa de la libertad y los derechos más básicos de cualquier ciudadano.

Imaginad la escena.
Matrimonio con hijos ya mayores. Digamos que ella es algo "perversa" (que las hay, os lo digo yo) y decide que quiere "deshacerse" de ese hombre que ya no le resulta atractivo, al que ya no ama y además desea no quedarse en la calle. Ya que ella, aunque no ha trabajado fuera de casa, también tiene derecho a la mitad de lo conseguido durante (digamos) 20 años de matrimonio.

Una persona normal, una mujer normal, acudiría al diálogo, proponiendo una separación legal, se harían los papeleos pertinentes y el juez decidiría lo justo para ambos... Esto, a veces, favorece más a unos que a otros... la vida es así. Buscas un buen abogado y en paz...

Pero ahora, hay nueva alternativa.

Me voy a la comisaría más cercana y denuncio a mi marido por malos tratos... (¡Palabra mágica!).
Una complicada e inmediata maquinaria, un perverso engranaje, se pone en marcha:

El marido es detenido "por si acaso" se chupa la noche en la comisaría en el mejor de los casos.
Si ella ha sido "lista", días antes puede haberse pegado unos golpes y haber acudido al médico alegando que su marido le pega, con lo que tendrá "la prueba irrefutable" de que ese hombre es un salvaje.
Así de fácil es hundir la vida de un ser humano en este país.
El hombre, con una denuncia y un parte médico es llevado a prisión "de inmediato", en espera de jucio...
Lo que le ocurra en la cárcel esos días... es cuestión de suerte. Ese tiempo, aunque después sea declarado inocente... nadie se lo devuelve...
Muchos pensarán que la justicia se equivoca a veces, incluso con asesinos...¡Claro! la justicia la hacen los hombres... pero en este caso se pone en bandeja de plata a las mujeres malvadas (que repito, haberlas haylas) la oportunidad de acabar con la vida de hombres inocentes (que haberlos haylos) por que tal vez conviene que estemos entreteniditos con estos asuntos, con el fútbol, el paro... e informaciones que nos pasan por la nariz, mientras alguien, con capa de mago y varita mágica nos hace unos pases y no podemos ver lo que de verdad es grave... Que yo no lo sé, pero lo intuyo...


Ya sé que hoy no era el día para "meterme" con las de mi especie... pero yo soy así...

Como mujer, deseo que sea reconocida mi adhesión al hombre maltratado. Quiero decir muy alto que yo no soy "mala" no soy "injusta" y quiero que la justicia nos proteja a TODOS sin excepción. Quiero tender mi mano a esas mujeres que sufren el horror del maltrato, a esos niños que lloran asustados (si yo os contara...). Y quiero tender mi mano a esos hombres buenos que les ha tocado vivir en un momento donde sus derechos como esposo, padre y ser humano pueden ser pisoteados, si tiene la mala fortuna de cruzarse con una mujer que decide aprovechar "el tirón" mediático y segura de sí misma, acabar con su "vida".

Señores legisladores, hagan leyes efectivas, tomen medidas que funcionen y si no saben... reconozcan que el problema es casi imposible de atajar y actúen de manera que la ley y la justicia vayan de la mano, no dándose de tortas... Y que dios os pille confesados, chicos, si alguna vez se cruza en vuestro camino una circunstancia parecida.

Un saludo,

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Viajes peligrosos.

Hoy quiero compartir con vosotros el relato que se publicó en el blog de "Relato completo, Relato Comansi" donde muchos de nosotros compartimos el gusto por la lectura y escritura, del que ya os hablé en un post anterior...
Se publicó dentro del Género Aventuras y aquí os lo dejo para el debate...

"Daba un tranquilo paseo. Es un barrio que Mario no frecuentaba habitualmente, pero debido a un trabajo temporal, de apenas tres semanas, tendría la oportunidad de pasear por sus calles mientras hacía tiempo tras la comida. Era un agradable día de otoño, los arboles acariciados suavemente por un leve viento, dejaban caer constantemente sus hojas adornando las aceras y la calzada con esos tonos que van desde el marrón al rojo intenso, los colores propios de esta estación. Todo el mundo anda deprisa. A él le gusta observar a todos. Decide sentarse en una rancia y adorable cafetería de la Plaza de Sevilla, muy cerca del Teatro Español, en pleno centro de la capital... Disfrutará de un café bien cargado, sin azúcar, como le gusta.

Sobre la mesa un periódico abandonado, quizá, por el cliente que acaba de marcharse. La silla aún está caliente... El camarero sale y entra incesantemente con su m
andil blanco y su bandeja sobre la mano. Con actitud ciertamente servil atiende las escasas cinco mesitas que ocupan parte de la acera, invadiéndola y haciendo, a veces, tropezar a los transeúntes...

Un hombre con una terrible deformidad en la espalda se planta frente a él y extiende su mano mientras murmura algo ininteligible para Mario. Parte de sus babas se derraman sobre los zapatos y Mario le niega con la cabeza... El hombre insiste y Mario rebusca en el fondo de su bolsillo unos céntimos... Duda si dárselos, tal vez sea aún peor, el hombre parece deseoso de atención más que de dinero... qué penosa vida, piensa. Pone el dinero sobre la mesa, cerca del mendigo. No puede evitar pensar en cómo tendrá las manos ese pobre hombre...
Madrid tiene estas cosas... somos demasiados...

¡Por favor! dice levantando la mano cuando el camarero pasa a su lado. Un muchacho con aspecto indio, grandes ojos negros enmarcados en profundas ojeras oscuras, piel morena y mirada penetrante.
El acento le delata
¿Qui le ponongo senior?
Mario pide su café cargado y suplica con la mirada que le libre del mendigo.
El camarero le espanta casi como a un perro... Parece que no tener que haberlo hecho él mismo quita dureza a la escena y despeja su conciencia...
El deforme se marcha como un perrillo asustado con su eterno murmullo. Cruza la calle Príncipe casi sin mirar y casi sin ser consciente del frenazo que un taxista ha tenido que pegar para no llevárselo por delante... Mario se pregunta si no es eso lo que buscaba, marchar rápido y ligero de ese asfalto hostil, de esa vida de dolor y s
ufrimiento.

Mario es bueno y le mira piadoso mientras desaparece ya por la esquina, lo cual le permite olvidarlo para siempre.

"
Siu cáfe" dijo el joven indio, poniendo suavemente el plato con la taza, la cucharilla y el azúcar sobre la mesita blanca.
"Gracias".

Ojea el periódico y decide cogerlo y leer un rato, Mira el móvil y aún tiene tres cuartos de hora hasta su cita laboral... hoy comió muy deprisa. Mañana lo hará más lento, así no le sobrará tanto rato...Hace sol, pero si amanece el día frío y lluvioso será muy incómodo esperar. El transito humano distrae constantemente su atención sobre las noticias de todos los días.

De pronto, cruzando la plaza, le parece ver a Sandra, la esposa de un buen amigo. ¿Qué hará por aquí...? Per
o... Mario se dispone a levantarse para llamar su atención, cuando observa a un hombre, que no es César, que le coge cariñosamente por la cintura...La atrae hacia sí y le besa... ¡en los labios! oh, oh...
Mario se sienta al instante y ahora lo que desea es desaparecer tras
el periódico. Lo sube cubriéndo su cara, puesto que la mujer de su amigo, colmada de carantoñas se acerca a la cafetería.
Ambos se besan de nuevo en los labios, con ternura, no, con pasión, mientras esperan el semáforo para poder cruzar.
Al pasar por delante de la mesa donde un hombre se esconde tras un periódico, ella ríe divertida y él, le roza levemente el c
ulo con la mano.

Mario ha encogido en la silla, quiere desaparecer y reza para que no le vean... El camarero indio mira divertido la escena, que desde fuera, es tan evidente que solo falta un cartel de Estreno en la barriada...

Esa noche, mientras cena en casa con su mujer, ésta le dice que ha llamado Sandra... César vuelve mañana de su viaje a Londres y les invitan a cenar. Parece que el negocio le ha salido bien. Sandra estaba feliz con la vuelta de su esposo tras una semana fuera.
Ahora Mario es
consciente de que los viajes, a veces, los hacen los que se quedan.... Los que llenan las maletas y suben a un avión... sólo dejan el camino libre."

Ahora no sabe que hacer... ¿Le cuenta a César que ha visto a su mujer con otro? ¿Se lo dice a Sandra? ¿Será capaz de guardar una noticia así en secreto...? ¿Debería...?

Y tú, ¿Qué harías?
Un saludo,

viernes, 14 de noviembre de 2008

El pequeño pez.


Uno vive y pasa por la vida sin percatarse de todo lo que a su alrededor ocurre... que las cosas que suceden mientras caminamos forman parte de nuestra existencia.
Parece que carecen de importancia... Si uno no pudiese caminar... ¡cómo añoraría siquiera dar dos pasos! Si uno quedase ciego... qué belleza poder ver el color del Otoño, aún por un instante...

Encontré este texto y me pareció bueno compartirlo. Aunque solo sea por reflexionar una vez más sobre el recurrente tema de la vida y del presente que tan rápido se nos escapa de entre las manos...


"El joven guerrero sioux entró en la tienda del jefe de la tribu, se acercó a él y le dijo:

-Maestro, he estado buscando al Gran Espíritu durante años. Dejé mi choza, mi poblado y he estado buscándolo en todas las partes donde Él mismo ha dicho que está: en lo alto de los montes, en el centro del desierto, en el silencio de las praderas...

-¿Y lo has encontrado? le preguntó el jefe de la tribu.

- Sería un engreído y un mentiroso si dijera que si. No, no lo he encontrado ¿Y tú?


El gran jefe Sioux guardó silencio ¿Qué podía responderle? El sol poniente inundaba la choza donde estaban con sus rayos de luz dorada.
Centenares de pájaros go
rjeaban felices en el exterior, sobre las ramas de un árbol. A lo lejos podía oírse el peculiar ruido de una cascada en el río. Un mosquito zumbaba cerca de su oreja, avisando que estaba a punto de atacar... sin embargo, aquel buen hombre no podía sentarse allí y decir que no había encontrado al Gran Espíritu, que aún estaba buscándolo.

Como no le contestaba, pensó que debía ir a buscar a otra parte, así que, decepcionado, se levantó para salir de la tienda, pero en ese momento el jefe de la tribu le miró a los ojos y le dijo:


- Te voy a contar una historia que me contó mi abuelo, el que fue el más grande jefe Sioux.


"Estaba un pez nadando, se acerco a otro pez y le dijo:


-Perdone, es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿Dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscando por todas partes, sin resultado.

-¿El océano? - respondió el viejo pez - El océano es donde estás ahora mismo.


- ¿Esto? pero si esto no es más que agua... lo que yo busco es el océano, replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.

Cuando acabó la historia el guerrero se quedó pensativo, por lo que el jefe Sioux le dijo:

- Deja de buscar, pequeño pez. No hay nada que buscar. Sólo tienes que estar tranquilo, abrir tus ojos y mirar. No puedes dejar de verlo."


A ver qué tal, si ahora disfrutamos un poco más de todo lo cotidiano, de nuestros hijos, nuestras casas, grandes o pequeñas, de ese pájaro que anda revoloteando cerca de la ventana... de ese amor que nace o ese que muere...
Vivir es hermoso, a veces duele... pero es vivir, ¡qué narices!
Un saludo,

viernes, 7 de noviembre de 2008

Burundanga: narcotizar y violar.


Nuevas drogas, nuevos peligros acechan a la gente joven, que se mueve como si el mundo no les prestase atención, como si los peligros nunca fuesen a tocarles a ellos. Esta percepción de inmunidad, de estar siempre a salvo, es propia de la juventud, por la que todos los adultos hemos pasado. La diferencia entre nosotros y ellos, es que en los años 80 el daño te lo provocabas tu solo, si no eras capaz de decir "no" a un porro o a otro tipo de drogas...Era tu decisión. Ahora la cosa ha cambiado. La perversidad, la maldad se ha instalado en algunos de los personajes que deambulan por nuestras ciudades, en busca de esa presa fácil, confiada y vulnerable, que somos todos nosotros...




"¿Dónde estoy...?

Cuando abrí los ojos y vi a ese médico que me miraba con una extraña mezcla de expectación y compasión... Comencé a recordar. Hubiera querido olvidar, olvidarlo para siempre... pero el dolor entre mis piernas se hacía casi insoportable y trajo consigo la consciencia de una realidad que siempre querré olvidar...

El médico me entregó una pastillita, me dijo. Tómala, te hará bien y podrás dormir...

Mientras el sopor se adueñaba de mí, la pesadilla se hizo patente en mi memoria...

"Eran las 4 de la mañana. Bailaba como poseída por la música. A esas horas mis amigas ya se habían marchado a casa, pero yo me sentí esa noche libre. Mis padres no estaban. Un viaje de negocios había dejado la casa a mi disposición. Sin hora de llegada pensaba aprovechar aquella salida a tope. Ligar con algún chico guapo. Beber y emborracharme, y bailar hasta caer derrotada.
Sonaba a todo volumen el ritmo que retumbaba en mi pecho. El chico de la cabina de música me guiñaba el ojo... Estaba loco por mí...

Un tío moreno, alto y guapo se acercó en la pista... me agarró y me besó. Su lengua acarició levemente mis labios y un escalofrío recorrió mi cuerpo...

Tomándome por la cintura con cariño y firmeza me hablaba, pero yo no podía escuchar nada. Entre la música y el alcohol...
¡Vamos a tomar una copa, te invito! le oí decir cuando alcanzábamos a duras penas la barra, atestada de gente.
¡Espera aquí! me dijo más con gestos que con palabras. Así lo hice. Realmente estaba algo mareada.
El se acercó con dos vasos y me entregó uno. Una cocacola bien fresca, era justo lo que necesitaba...
La bebí casi de un trago y entonces sucedió...

Despacio pero firme, me conducía hacia la salida. Sus ojos ya no eran esos profundos y atractivos, eran negros, oscuros y fríos... Tuve miedo, pero no podía dejar de mirarle...

A la vuelta de la discoteca estaba su coche... Hacía frío pero yo no sentía nada. Era una sensación extraña. Era como estar en un sueño... que pronto se convertiría en una terrible pesadilla...
Sin poder resistirme, me sentó en el asiento del copiloto. Me abrochó en cinturón y me pellizcó los pezones. Pasó su dedo por mis labios y retiró mi pelo de la cara. Sonreía, seguro de sí mismo.
Quise gritar. Sabía lo que ocurriría...
No sé cuánto tiempo pasé sentada en el coche, las luces de las farolas eran como puñaladas en mis ojos...
Paró el coche y dejó de ser el suave hombre que había sido hasta ahora.

Cogiéndome del pelo me lanzó al suelo. Arrancó mi ropa. Me violó una y otra vez, Reía y note cómo su miembro me penetraba por cada orificio de mi cuerpo. Violento, incesante, dañino...No podía gritar, ni moverme... solo las lágrimas salían sin cesar de mis ojos...
Lo que me parecieron horas de agonía, que hicieron que desease la muerte, terminaron con una violenta lluvia de patadas, golpes, insultos. Pensé que me atropellaría y decidí morir entonces."...

Esto podría ser una ficción, pero es tan real como la Burundanga (escopolamina). Una droga que inhibe la voluntad. Puede ser tomada en bebidas, comidas, incluso fumada e ¡Inhalada! puesta sobre un simple papel, un soplido hace que seamos víctimas de esta terrible droga. Es inodora, insípida e invisible mezclada con cualquier alimento.

Solo quería llamar la atención, como otras tantas veces, sobre los riesgos de hablar con extraños. De estar solos en lugares donde nadie nos conoce o puede estar alerta de algún extraño comportamiento... Buscad información sobre esta droga y si tenéis hijos o hijas que salen por las noches, al menos, informarles de la existencia de este tipo de sustancias.
El ser humano se ha vuelto tan perverso... que ya no sabe qué inventar para dañarse a sí mismo.
Ojo con las cosas que tomamos y con la gente con la que nos relacionamos.
Un saludo,

lunes, 3 de noviembre de 2008

El concurso de 20 Minutos.


Un breve post para daros las gracias a todos.

Quiero compartir con todos vosotros mi experiencia en el concurso de 20 minutos que terminó ayer, como muchos ya sabéis.
Nunca había concursado con mi blog en ningún sitio (ni que fuera un perrito). Y esto me pilló de sopetón.
Mi hijo mayor me lo dijo: "mamá, hay un concurso en el periódico 20 minutos, de blogs.. Podrías presentarte..."

Y así lo hice, sin más. No sabía casi ni su funcionamiento.

Puedo hoy contaros, sin salir de mi asombro que he quedado en el puesto número 15 de todos los blogs de actualidad. Y eso que muchos de vosotros no habéis votado por no estar concursando. Estoy contenta ya que otro de mis blogs (el de manualidades) ha quedado en el puesto número 10 y "Un país en la luna", en el puesto 18. Teniendo en cuenta que concursaban 4516 blogs, me parecen buenos puestos.
Así que, aunque no gano nada, estoy orgullosa de los votos recibidos y para mí es un empujoncito en un momento que lo necesitaba.

Gracias por seguir cerquita y esperaremos al próximo año... para celebrar esa comida en Madrid con el dinero del premio, jajaja.


Lo dicho. Gracias a todos por el apoyo moral y a los que me habéis votado en cualquiera de mis otros blogs.
Un saludo,

martes, 28 de octubre de 2008

Pequeños salvajes.


Nuestra amiga Paqui, del blog "Tierra de Nómadas" ha vivido la experiencia que todos los que tenemos hijos, temblamos al pensar en ella.
Su hija adolescente ha sido agredida y amenazada por compañeras de clase. Grabar en un móvil la paliza prometida a la salida de la escuela, es una de sus motivaciones...

El primer impulso es coger una maza y liarse la manta a la cabeza... Pequeñas bestias...

Es asqueroso pensar que mentes tan jóvenes, que deberían pensar en crecer, divertirse y hacer amigos... se entretengan haciendo daño... bebiendo como vulgares despojos, probando drogas...

Todos los que me conocéis sabéis que adoro a los niños, que los defiendo hasta el aburrimiento. Pero también sabéis que la sangre me hierve ante el dolor, la injusticias y la maldad gratuita. Hemos llegado a un punto sin retorno.
No podemos dejar que estas cosas sigan ocurriendo. ¿La solución? desde luego la solución no es esperar que no te toque "la lotería" y que tus hijos tengan suerte y no sean gordos, o extranjeros, o estudiosos o... qué sabemos las motivaciones para agredir, de estos pequeños demonios que van poblando nuestras ciudades y ¡que no se nos olvide! serán los adultos de un futuro muy cercano.

Una sociedad gobernada, trabajada por estos bestias... En algún agujero me meteré de viejita... no quiero pensar en su caridad y amor en mi vejez, cuando necesite su ayuda...


Por favor, lo único que podemos hacer es educar a nuestros hijos... Decirles "NO" , por favor. Los niños necesitan disciplina en la casa. Amor y mucha disciplina. Un camino recto por el que andar hace que sean niños normales.
Un "no" a tiempo es un regalo para todos.
Nada justifica que les demos todo lo que desean. Recordáis vuestros juguetes? A qué había muchas cosas que deseasteis y nunca tuvisteis... Eso os hizo soñar, luchar por una ilusión... ¿Me queréis decir qué quieren hoy los niños...? Cuando llegan los Reyes Magos... ¡No saben qué pedir!

Sus habitaciones parecen bases tecnológicas, centros de comunicaciones o jugueterías repletas de... ¡todo! Eso no es sano. No lo es, por mucho que nos empeñemos.
Nadie habla de volver a las pelotas hechas con trapos ni a los carritos de cartón... Pero retomemos la cordura por un momento.

La frustración es parte de la vida. Los niños de hoy no soportan la frustación ni un solo instante. Nosostros no encargamos de tapar su llanto de inmediato. Compramos móviles a niños de 11 años, consolas de videojuegos sin ninguna medida. Un televisor en su cuarto, cadena de música, dinero para salir... y las notas del colegio, la disciplina y el respeto a los adultos... han quedado en segundo plano...

Por otra parte los gobiernos tampoco tienen el valor de tomar ese toro por los cuernos. Medidas impopulares que cuestan dinero y que pueden restar votos a su absurda carrera por el poder...
Una sociedad empieza a desmoronarse por sus cimientos... Seremos gigantes con pies de barro dentro de muy poco tiempo.

"Los tiempos han cambiado" Frase con la que se les llena la boca a algunos para justificar su nefasta actuación como padres. ¡Muy bien! pues si los tiempos han cambiado... adaptemonos todos a ese cambio.
¡Cambiemos las leyes! ¿Para cuándo LA LEY DEL MENOR?
De verdad, alguien cuando vemos cómo agreden con saña a una compañera de clase entre diez, dando patadas, arrancando mechones de pelo, insultando y vejando... ¿alguien ve a menores?
De verdad cuando un profesor es humillado en clase. Cuando se le bajan (literalmente) los pantalones delante de la pizarra y es grabado por los demás... ¿alguien ve a menores?
De verdad cuando en un parque una banda de "animales" agrede a pequeños que juegan a balón ¿Alguien ve a menores...?
De verdad cuando una profesora es agredida en el servicio del colegio, por tres hijos de perra de 13 años y le acarician los pechos e insultan... ¿Alguien ve a tres menores?

Es necesario proteger con leyes serias las escuelas. A nuestros hijos y dotar al profesorado de la autoridad necesaria para actuar.
Quiero poder expulsar de clase al parásito que insulta, que paraliza que aterroriza a los demás y a mi misma.

Quiero poder expedientarle y que a la salida no encuentre mi coche destrozado, las ruedas pinchadas o salir de casa pensando si ese energúmeno me estará esperando cuando baje a comprar el pan.

Quiero que los centros educativos tengan los huevos suficientes para cumplir las expulsiones y que el estado les dote de los medios para que se endurezcan las sanciones. Y si los padres no saben qué hacer con sus hijos expulsados de clase... ¡qué lo hubiesen pensado antes! o que tomen las medidas que crean oportunas. Es su hijo, no el hijo de todos. Si ha de joderse alguien... que se jodan ellos.


Estamos listos... cuando niños de 12 años gobiernen las calles... Esos locos bajitos son muy peligrosos y están horadando el terreno, despacio... Algún día nos quedaremos sin suelo bajo nuestros pies... No quiero estar ahí para verlo.
Un saludo,

Pido disculpas si mi tono ha ofendido a alguien.

domingo, 26 de octubre de 2008

El síndrome del nido vacío.


Recuerdo como si fuese ayer cuando nació mi primer hijo... y cuando lo hizo el segundo.

Tal como zipi y zape. El primero con cabellos negros y fuertes, ojos oscuros impresionantes y piel dorada... el pequeño rubio y tierno, ojos miel y piel blanca...

Cuando nació el mayor casi nos vamos los dos al otro mundo. Afortunadamente estamos aquí para contarlo. El pequeño llegó como el que da un paseo por el parque...

Ambos han llenado nuestras vidas, nuestro tiempo. Sobre todo el mío...

Durante estos últimos 20 años no hice otra cosa sino cuidarles, aconsejarles, mimarles y observar, observar casi sin darme cuenta de que se hacían hombres... de que su vida iba tomando forma, hermosa o no, derecha o no... su forma, su vida...
¿Dónde dejé la mía...? Se quedó pegada a su piel, sus fiebres, sus miedos, sus exámenes...
Sus dolores fueron los míos. Sus triunfos, mis alegrías... Sus dudas, mis consejos...

Y hoy me doy cuenta. Hoy he caído en que me olvidé de vivir.
Se me olvidó que yo también caminaba, que mis años también contaban... Mi marcador no dejó de pasar... mientras ellos cumplían años tuve la sensación de que algún día serían tan mayores como yo, incluso que me alcanzarían y superarían... Tonta de mí. Se me pasaron mis años... No me miré al espejo, no reparé en mi piel, en mis deseos.
No recuerdo como se pide, solo cómo se da... No recuerdo como se duda, sólo como se aconseja...

Ellos son ahora dos chicos grandes. Me miran desde arriba con cierta condescendencia. Incluso se permiten el lujo de darme lecciones, jaja... Y a veces tienen razón.

Aquellos chiquitines... mi moreno y mi rubio, han crecido. Tienen llaves de casa y pueden ya tocar el fuego de la cocina sin que un sobresalto me pare el corazón.
Ya puedo dejar los medicamentos en un lugar donde yo alcanzo a cogerlos. Y el costurero anda por encima de cualquier mesa... Ya no hay peligro...
Ahora solo me asusta mi vida. Me asusta el día que salgan por esa puerta y se marchen. Mis horas eran sus horas, Mi horario ha sido su horario del cole. Mi comida, su preferida... Ya no recuerdo cual es la mía...
Ya cada septiembre no tengo que forrar decenas de libros. No tengo que poner el nombre en los uniformes del colegio, ni comprar zumos para el recreo.
No importa si hoy no pongo la lavadora o plancho la ropa...

¿podré comer a la hora que quiera? Y levantarme cuando ya no tenga sueño. Trasnochar e ir al cine a ver... No sé si podré ver algo que no sea de Disney... después de tantos años...

Mami tiene tiempo para dejar de ser una mami... y se me olvidaron los otros papeles que podía desempeñar.

Supongo que tendré que acostumbrarme a la idea de recuperar mi vida.

¿Alguien puede decirme cómo...? Cómo se vive sin ellos, sin sus mimos y reproches. Sin sus "no quiero" y "te quiero", sin sus inteminables preguntas, sin mirar el reloj a la hora de anochecer... Sin fimar las notas. Sin colacaos y sin sus "esto no me gusta"..."ayúdame, que no llego"...Sin los dibujos en la nevera y las flores de papel del día de la madre...
¿Alquien puede decirme cómo...?

Un saludo,

martes, 21 de octubre de 2008

Un reino llamado Comansi...


Hoy quiero hablaros de un lugar, un lugar que destapé hace apenas, unas semanas.
Un lugar que se está convirtiendo en un reino especial...
Muchos de vosotros ya conocéis el blog "Relato completo... Relato Comansi" , incluso participáis en él, que abrí hace poco tiempo y, junto con Emig del blog "Lecturas y pensamientos" intentamos llevar adelante, de manera muy satisfactoria, tengo que decir.
Es un lugar algo distinto a los blogs que estamos acostumbrados, puesto, que los que lo administramos, participamos como uno más. Se publican relatos de cualquier bloguero, o no, que sienta ganas de publicar un texto.
Eso sí... Hay una condición: Los temas se proponen en el blog y hay que ceñirse a ellos. Es divertido ver cuántos puntos de vista hay sobre una misma cosa... Os invito a visitarlo y a colaborar como autores si así os apeteciera... Estamos para todos, encantados de recibiros en nuestro Reino Comansi...

Podéis escuchar esta música para su lectura...




Este pequeño cuento, ilustra cómo es Comansi para los que participamos en él. Tal vez te guste el lugar y quieras unirte a la fiesta...Espero que disfrutes de su lectura... ¡y te atrape!

"UN REINO LLAMADO COMANSI"

"Tan solo alejándose unos metros de la carretera, se puede ver, a lo lejos un puente techado… tan raro por estos lugares…
No es tan solo un puente de madera en que te puedes refugiar, que puedes cruzar o besarte bajo su cobijo… Es pequeño y has de abrir una pequeña portezuela para entrar… Si lo cruzas con los ojos cerrados y los brazos extendidos… (Eso se dice por aquí) llegas a un lugar diferente, sencillamente, un lugar que no existe en nuestro mundo… Ese lugar es El Reino de Comansi…
Así, que hacia allí me encamine, no sin cierto cosquilleo en mi estómago. Abrí la pequeña valla. Puse mis pies en el primer tablón del puente con cuidado. Al otro lado se podía ver el mismo paisaje que aquí… Bajo el puente: nada. Realmente, ningún río ni obstáculo que salvar. Nada que diese sentido al puente salvo… el paso a Comansi…
Cerré los ojos, no sin antes comprobar que nadie me veía. ¿Qué pensarían de mí? Una mujer de ciudad con mi bolso y mis tacones, en medio de un bosque cruzando un absurdo puente, con los ojos cerrados y los brazos en cruz… Una loca, seguro…
Comencé a poner los pies uno delante del otro, un paso, dos, tres, cuatro…
Tentada estuve de abrir lo ojos para ver cuánto quedaba… A ojo había contado, más o menos, treinta pasos antes de llegar al otro lado…

Esto se estaba haciendo interminable… veinticuatro, veinticinco… Nada, sigo notando los listones de madera bajo mis pies… el corazón se me acelera, percibo un olor dulce… cada vez más cerca… treinta y uno, treinta y dos…

En el suelo, algo cambia, parece que el puente ha terminado.
Curiosamente no deseo ahora abrir los ojos con tanta premura como antes… No siento miedo, me
siento segura y el olor que me embriaga… me hace saborear el momento…
Bajo los brazos y aspiro profundamente, especulando con qué me encontraré al abrir los ojos…
Lentamente, la luz va entrando a medida que mis párpados se abren… me ciega y en un principio no veo casi nada… tonos verdes… ¡Claro! Es un bosque…

Al cabo de un instante puedo ver… ¡Vaya! El mismo paisaje, ¡qué estúpida! ¿Y qué esperabas? La magia no existe. Es el mismo bosque con los mismos árboles…
Decido dar media vuelta y volver al coche. No le contaré esto a nadie.

Pero al girar… ¡El puente no está! En su lugar una gran puerta de madera con tachuelas del tamaño de mi cabeza me cierra el paso, justo detrás de mí. ¿De dónde había salido? Una valla de piedra de unos dos metros de alto flanquea la puerta y se pierde a ambos lados, dentro del bosque…

Puedo oír música a lo lejos, y dado que no puedo retroceder por donde he venido, voy a seguir ese sonido que parece llamarme… como un autómata, me adentro en bosque.

Pienso en mis zapatos de ante, destrozándose al hundirse en la tierra mis tacones. Pero al mirar mis pies… ¡llevo otro calzado! ¿y esta falda? Ay señor, ¿qué llevo puesto?…. Tal vez estoy perdiendo la razón...

La música cada vez es más cercana. Trompetas que parece que anuncian algo… Como en esas películas que tantas veces he visto…
Delante de mí otras personas (disfrazas como yo) aceleran su paso y yo lo hago también.

Una chica rubia me pasa rozando y la engancho por el brazo.

-Oye, ¿dónde vamos?

Ella me mira con estupefacción…

-¡Al castillo! Hoy es día de lectura.

- ¿De lectura? Pero qué…
- La lectura, de todos nosotros. Pero, ¿Qué te ocurre? ¿No tienes tu escrito?

- Yo… ¿Qué escrito?

- Ufff… -farfulló nerviosa mostrando un legajo de papeles que todos llevaban en la mano-
-E-s-t-e –dijo pasándome por la cara los papeles…


Mientras se alejaba, me gritó:

-¡¡Bueno, puedes venir a escuchar…!! Dentro de un mes podrás traer el tuyo. ¡Todos lo escucharemos! Los príncipes los leen para nosotros…

La seguí y accedí a una gran explanada delante de un imponente castillo de piedra. ¿Pero cómo estaba aquello allí?

Cerca del foso del castillo había un bellísimo cenador enorme, rodeado de grandes cojines que acogían a los que iban llegando.
Como uno más, me acomodé en uno de los lugares vacíos, al lado de la chica del camino.

- Ah, te has decidido a venir.
- Y ahora, ¿qué? –dije-


Me seguía mirando como a un marciano…


-Ahora vendrán los príncipes y nos leerán nuestros escritos…
- Y... ¿Eso es todo?

- ¡Todo! –Me miró con desprecio-
- Aquí en el cenador, nuestras historias se hacen reales. Los príncipes disponen de la magia… y nuestras historias se materializan tal como las soñamos y sus personajes, habitan para siempre en el bosque de Comansi… ¡Estás loca o qué…!
Quedé muda. Levanté la mano para preguntar el millón de cosas que en mi cabeza se agolpaban…
Cuando sonó una trompeta que portaba un curioso personaje, vestido de rojo y que oí murmurar detrás de mi, que se llamaba Ataulfo…

Esta claro que anunciaba la llegada de ellos. De los príncipes…
El puente levadizo baja lentamente y deja ver el interior del patio del castillo…
Cuando queda bajado, un hombre y una mujer salen del brazo, sonrientes y se acercan al cenador.

Él dice:
Queridos Autores Reunidos aquí, como cada mes… veremos los cuentos y relatos de todos. Ya sabéis, que después podréis venir a visitar a vuestros personajes siempre que queráis. Aquí son felices y serán atendidos tal como merecen. La princesa apoya gestualmente las palabras de su compañero y haciendo un suave gesto hacia la hermosa edificación… levanta sus manos...

¡No lo puedo creer!! Una luz cegadora inunda ese espacio…
El espectáculo que allí vivimos, no lo puedo describir… un sinfín de historias, distintas, diversas…

Según éstas iban terminando… sus personajes se sentaban entre nosotros, recibiendo las felicitaciones de los espectadores, y a su vez se convertían en nuevos espectadores de los siguientes escritos…
Una hermosa fiesta.
Los príncipes desaparecieron rápido, sin dejar rastro y ni siquiera me percaté de que el puente se había subido y de que Ataulfo se había marchado…
No sé cuántas horas pasé allí, disfrutando de cada palabra, de cada personaje. ¡¡Un pequeño gnomo se sentó a mi lado!! ¡¡Señor, qué impresión!! Todos se fueron marchando cuando hubo terminado… charlando y yo no supe qué hacer… Al levantarme, un pequeño castor pasó por mi lado, tan pancho… Ataulfo estaba frente a mí… -Le acompaño… ¿es su primera visita a Comansi, verdad? -Pues… si… - La próxima vez, podrá traer su texto. Así dejará aquí a sus personajes y podrá venir a visitarles siempre que lo desee… Mientras caminábamos observé que le faltaba un brazo…

- ¿Qué le ocurrió? –dije mirando su no-brazo

- Un cocodrilo –dijo sin inmutarse- Me caí en el foso la otra noche… pero el príncipe desea que me crezca pronto y así será. Mañana o pasado ya lo tendré de nuevo…
-
- Ah, -dije, como si fuese una estrella de mar…-


Habíamos llegado a la gran puerta de grandes tachuelas… Tiré con fuerza del tirador… pero aquello estaba igual de cerrado que antes.

-Espere –dijo el pequeño hombre-

Y sin esfuerzo aparente, abrió la puerta, mostrando el puente y a lo lejos, mi coche…


-Hasta el próximo mes –dijo cerrando la puerta sin más…


Era como despertar de un sueño. Caí e
n la cuenta de que no le había preguntado cómo volver… Pero la puerta ya no estaba…


Tan solo el mismo bosque a ambos lados del puente…
Monté en mi coche y desee que pasara pronto el mes… tengo que escribir esa historia… quiero conocer a esos personajes que he soñado. Después, podré venir a verles siempre que lo desee…

¡Hasta pronto Comansi!
¡Volveré!
"

Un saludo,