"Nadie merece tus lágrimas... pero si alguien las merece, jamás te hará llorar..."
Anónimo.

martes, 25 de noviembre de 2008

Por llevar la contraria...


Los que ya me conocéis, sabéis que no me gusta dejarme llevar por la corriente... y hoy tampoco..
Hoy es el día contra la violencia de género... ¿Qué género....?
Estoy, por supuesto, en contra de esa violencia mal llamada de género. La violencia es violencia...
En este término solo se incluyen a las mujeres y a los niños... cosa que está muy bien. Pero ¿Y qué pasa con el resto de la población?
¿En qué momento decidimos olvidar los derechos del hombre? "Discriminación positiva" nunca oí cosa igual... contradictoria e injusta.

¿En qué momento se decide que un hombre maltratado no disfrute de los mismos derechos que una mujer maltratada?

¿Que son minoría? ya ¿Y? ... ¿Desde cuándo las minorías son olvidadas? ... Se nos llena la boca de decir que hay que apoyar a las minorías, que deben estar protegidas, precisamente por su condición de inferioridad.

Hay hombres que lloran amargamente en sus celdas, acusados de delitos que no han cometido. Apartados de manera cruel de sus hijos.
Hombres que se dejan los cuernos trabajando y que sus compañeras acusan (aprovechando la coyuntura) de malos tratos de manera falsa.

¿Desde cuando la denuncia se convierte de inmediato en la encarcelación de un "presunto"?
Se nos llena la boca también de decir "presunto" salvo en los casos de maltrato...

No es posible que la justicia detenga a un individuo cuando su mujer le acusa de malos tratos... Nunca la mujer fue tan poderosa... Como siempre, el ser humano saca las cosas de quicio.

Tengo la desagradable sensación de ser dirigida, distraída.... ese viento invisible de la información con el que todos nos movemos, se vuelve a veces de colores brillantes y uno es capaz de ver cómo nos manipulan.
Nos enseñan un trapo rojo y allá que vamos todos, como toro desbocado. Como burro con orejeras sin pararnos a pensar un poco.
Todos tenemos una cabeza un cerebro propio que olvidamos encender cada mañana. Que olvidamos poner en posición de "crítica", de "analítica", de "razón".
Todas las medidas que se tomen a favor de la protección de las mujeres y niños (no entiendo porque se excluye al hombre) son buenas, pero... No a costa de la libertad y los derechos más básicos de cualquier ciudadano.

Imaginad la escena.
Matrimonio con hijos ya mayores. Digamos que ella es algo "perversa" (que las hay, os lo digo yo) y decide que quiere "deshacerse" de ese hombre que ya no le resulta atractivo, al que ya no ama y además desea no quedarse en la calle. Ya que ella, aunque no ha trabajado fuera de casa, también tiene derecho a la mitad de lo conseguido durante (digamos) 20 años de matrimonio.

Una persona normal, una mujer normal, acudiría al diálogo, proponiendo una separación legal, se harían los papeleos pertinentes y el juez decidiría lo justo para ambos... Esto, a veces, favorece más a unos que a otros... la vida es así. Buscas un buen abogado y en paz...

Pero ahora, hay nueva alternativa.

Me voy a la comisaría más cercana y denuncio a mi marido por malos tratos... (¡Palabra mágica!).
Una complicada e inmediata maquinaria, un perverso engranaje, se pone en marcha:

El marido es detenido "por si acaso" se chupa la noche en la comisaría en el mejor de los casos.
Si ella ha sido "lista", días antes puede haberse pegado unos golpes y haber acudido al médico alegando que su marido le pega, con lo que tendrá "la prueba irrefutable" de que ese hombre es un salvaje.
Así de fácil es hundir la vida de un ser humano en este país.
El hombre, con una denuncia y un parte médico es llevado a prisión "de inmediato", en espera de jucio...
Lo que le ocurra en la cárcel esos días... es cuestión de suerte. Ese tiempo, aunque después sea declarado inocente... nadie se lo devuelve...
Muchos pensarán que la justicia se equivoca a veces, incluso con asesinos...¡Claro! la justicia la hacen los hombres... pero en este caso se pone en bandeja de plata a las mujeres malvadas (que repito, haberlas haylas) la oportunidad de acabar con la vida de hombres inocentes (que haberlos haylos) por que tal vez conviene que estemos entreteniditos con estos asuntos, con el fútbol, el paro... e informaciones que nos pasan por la nariz, mientras alguien, con capa de mago y varita mágica nos hace unos pases y no podemos ver lo que de verdad es grave... Que yo no lo sé, pero lo intuyo...


Ya sé que hoy no era el día para "meterme" con las de mi especie... pero yo soy así...

Como mujer, deseo que sea reconocida mi adhesión al hombre maltratado. Quiero decir muy alto que yo no soy "mala" no soy "injusta" y quiero que la justicia nos proteja a TODOS sin excepción. Quiero tender mi mano a esas mujeres que sufren el horror del maltrato, a esos niños que lloran asustados (si yo os contara...). Y quiero tender mi mano a esos hombres buenos que les ha tocado vivir en un momento donde sus derechos como esposo, padre y ser humano pueden ser pisoteados, si tiene la mala fortuna de cruzarse con una mujer que decide aprovechar "el tirón" mediático y segura de sí misma, acabar con su "vida".

Señores legisladores, hagan leyes efectivas, tomen medidas que funcionen y si no saben... reconozcan que el problema es casi imposible de atajar y actúen de manera que la ley y la justicia vayan de la mano, no dándose de tortas... Y que dios os pille confesados, chicos, si alguna vez se cruza en vuestro camino una circunstancia parecida.

Un saludo,

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Viajes peligrosos.

Hoy quiero compartir con vosotros el relato que se publicó en el blog de "Relato completo, Relato Comansi" donde muchos de nosotros compartimos el gusto por la lectura y escritura, del que ya os hablé en un post anterior...
Se publicó dentro del Género Aventuras y aquí os lo dejo para el debate...

"Daba un tranquilo paseo. Es un barrio que Mario no frecuentaba habitualmente, pero debido a un trabajo temporal, de apenas tres semanas, tendría la oportunidad de pasear por sus calles mientras hacía tiempo tras la comida. Era un agradable día de otoño, los arboles acariciados suavemente por un leve viento, dejaban caer constantemente sus hojas adornando las aceras y la calzada con esos tonos que van desde el marrón al rojo intenso, los colores propios de esta estación. Todo el mundo anda deprisa. A él le gusta observar a todos. Decide sentarse en una rancia y adorable cafetería de la Plaza de Sevilla, muy cerca del Teatro Español, en pleno centro de la capital... Disfrutará de un café bien cargado, sin azúcar, como le gusta.

Sobre la mesa un periódico abandonado, quizá, por el cliente que acaba de marcharse. La silla aún está caliente... El camarero sale y entra incesantemente con su m
andil blanco y su bandeja sobre la mano. Con actitud ciertamente servil atiende las escasas cinco mesitas que ocupan parte de la acera, invadiéndola y haciendo, a veces, tropezar a los transeúntes...

Un hombre con una terrible deformidad en la espalda se planta frente a él y extiende su mano mientras murmura algo ininteligible para Mario. Parte de sus babas se derraman sobre los zapatos y Mario le niega con la cabeza... El hombre insiste y Mario rebusca en el fondo de su bolsillo unos céntimos... Duda si dárselos, tal vez sea aún peor, el hombre parece deseoso de atención más que de dinero... qué penosa vida, piensa. Pone el dinero sobre la mesa, cerca del mendigo. No puede evitar pensar en cómo tendrá las manos ese pobre hombre...
Madrid tiene estas cosas... somos demasiados...

¡Por favor! dice levantando la mano cuando el camarero pasa a su lado. Un muchacho con aspecto indio, grandes ojos negros enmarcados en profundas ojeras oscuras, piel morena y mirada penetrante.
El acento le delata
¿Qui le ponongo senior?
Mario pide su café cargado y suplica con la mirada que le libre del mendigo.
El camarero le espanta casi como a un perro... Parece que no tener que haberlo hecho él mismo quita dureza a la escena y despeja su conciencia...
El deforme se marcha como un perrillo asustado con su eterno murmullo. Cruza la calle Príncipe casi sin mirar y casi sin ser consciente del frenazo que un taxista ha tenido que pegar para no llevárselo por delante... Mario se pregunta si no es eso lo que buscaba, marchar rápido y ligero de ese asfalto hostil, de esa vida de dolor y s
ufrimiento.

Mario es bueno y le mira piadoso mientras desaparece ya por la esquina, lo cual le permite olvidarlo para siempre.

"
Siu cáfe" dijo el joven indio, poniendo suavemente el plato con la taza, la cucharilla y el azúcar sobre la mesita blanca.
"Gracias".

Ojea el periódico y decide cogerlo y leer un rato, Mira el móvil y aún tiene tres cuartos de hora hasta su cita laboral... hoy comió muy deprisa. Mañana lo hará más lento, así no le sobrará tanto rato...Hace sol, pero si amanece el día frío y lluvioso será muy incómodo esperar. El transito humano distrae constantemente su atención sobre las noticias de todos los días.

De pronto, cruzando la plaza, le parece ver a Sandra, la esposa de un buen amigo. ¿Qué hará por aquí...? Per
o... Mario se dispone a levantarse para llamar su atención, cuando observa a un hombre, que no es César, que le coge cariñosamente por la cintura...La atrae hacia sí y le besa... ¡en los labios! oh, oh...
Mario se sienta al instante y ahora lo que desea es desaparecer tras
el periódico. Lo sube cubriéndo su cara, puesto que la mujer de su amigo, colmada de carantoñas se acerca a la cafetería.
Ambos se besan de nuevo en los labios, con ternura, no, con pasión, mientras esperan el semáforo para poder cruzar.
Al pasar por delante de la mesa donde un hombre se esconde tras un periódico, ella ríe divertida y él, le roza levemente el c
ulo con la mano.

Mario ha encogido en la silla, quiere desaparecer y reza para que no le vean... El camarero indio mira divertido la escena, que desde fuera, es tan evidente que solo falta un cartel de Estreno en la barriada...

Esa noche, mientras cena en casa con su mujer, ésta le dice que ha llamado Sandra... César vuelve mañana de su viaje a Londres y les invitan a cenar. Parece que el negocio le ha salido bien. Sandra estaba feliz con la vuelta de su esposo tras una semana fuera.
Ahora Mario es
consciente de que los viajes, a veces, los hacen los que se quedan.... Los que llenan las maletas y suben a un avión... sólo dejan el camino libre."

Ahora no sabe que hacer... ¿Le cuenta a César que ha visto a su mujer con otro? ¿Se lo dice a Sandra? ¿Será capaz de guardar una noticia así en secreto...? ¿Debería...?

Y tú, ¿Qué harías?
Un saludo,

viernes, 14 de noviembre de 2008

El pequeño pez.


Uno vive y pasa por la vida sin percatarse de todo lo que a su alrededor ocurre... que las cosas que suceden mientras caminamos forman parte de nuestra existencia.
Parece que carecen de importancia... Si uno no pudiese caminar... ¡cómo añoraría siquiera dar dos pasos! Si uno quedase ciego... qué belleza poder ver el color del Otoño, aún por un instante...

Encontré este texto y me pareció bueno compartirlo. Aunque solo sea por reflexionar una vez más sobre el recurrente tema de la vida y del presente que tan rápido se nos escapa de entre las manos...


"El joven guerrero sioux entró en la tienda del jefe de la tribu, se acercó a él y le dijo:

-Maestro, he estado buscando al Gran Espíritu durante años. Dejé mi choza, mi poblado y he estado buscándolo en todas las partes donde Él mismo ha dicho que está: en lo alto de los montes, en el centro del desierto, en el silencio de las praderas...

-¿Y lo has encontrado? le preguntó el jefe de la tribu.

- Sería un engreído y un mentiroso si dijera que si. No, no lo he encontrado ¿Y tú?


El gran jefe Sioux guardó silencio ¿Qué podía responderle? El sol poniente inundaba la choza donde estaban con sus rayos de luz dorada.
Centenares de pájaros go
rjeaban felices en el exterior, sobre las ramas de un árbol. A lo lejos podía oírse el peculiar ruido de una cascada en el río. Un mosquito zumbaba cerca de su oreja, avisando que estaba a punto de atacar... sin embargo, aquel buen hombre no podía sentarse allí y decir que no había encontrado al Gran Espíritu, que aún estaba buscándolo.

Como no le contestaba, pensó que debía ir a buscar a otra parte, así que, decepcionado, se levantó para salir de la tienda, pero en ese momento el jefe de la tribu le miró a los ojos y le dijo:


- Te voy a contar una historia que me contó mi abuelo, el que fue el más grande jefe Sioux.


"Estaba un pez nadando, se acerco a otro pez y le dijo:


-Perdone, es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿Dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscando por todas partes, sin resultado.

-¿El océano? - respondió el viejo pez - El océano es donde estás ahora mismo.


- ¿Esto? pero si esto no es más que agua... lo que yo busco es el océano, replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.

Cuando acabó la historia el guerrero se quedó pensativo, por lo que el jefe Sioux le dijo:

- Deja de buscar, pequeño pez. No hay nada que buscar. Sólo tienes que estar tranquilo, abrir tus ojos y mirar. No puedes dejar de verlo."


A ver qué tal, si ahora disfrutamos un poco más de todo lo cotidiano, de nuestros hijos, nuestras casas, grandes o pequeñas, de ese pájaro que anda revoloteando cerca de la ventana... de ese amor que nace o ese que muere...
Vivir es hermoso, a veces duele... pero es vivir, ¡qué narices!
Un saludo,

viernes, 7 de noviembre de 2008

Burundanga: narcotizar y violar.


Nuevas drogas, nuevos peligros acechan a la gente joven, que se mueve como si el mundo no les prestase atención, como si los peligros nunca fuesen a tocarles a ellos. Esta percepción de inmunidad, de estar siempre a salvo, es propia de la juventud, por la que todos los adultos hemos pasado. La diferencia entre nosotros y ellos, es que en los años 80 el daño te lo provocabas tu solo, si no eras capaz de decir "no" a un porro o a otro tipo de drogas...Era tu decisión. Ahora la cosa ha cambiado. La perversidad, la maldad se ha instalado en algunos de los personajes que deambulan por nuestras ciudades, en busca de esa presa fácil, confiada y vulnerable, que somos todos nosotros...




"¿Dónde estoy...?

Cuando abrí los ojos y vi a ese médico que me miraba con una extraña mezcla de expectación y compasión... Comencé a recordar. Hubiera querido olvidar, olvidarlo para siempre... pero el dolor entre mis piernas se hacía casi insoportable y trajo consigo la consciencia de una realidad que siempre querré olvidar...

El médico me entregó una pastillita, me dijo. Tómala, te hará bien y podrás dormir...

Mientras el sopor se adueñaba de mí, la pesadilla se hizo patente en mi memoria...

"Eran las 4 de la mañana. Bailaba como poseída por la música. A esas horas mis amigas ya se habían marchado a casa, pero yo me sentí esa noche libre. Mis padres no estaban. Un viaje de negocios había dejado la casa a mi disposición. Sin hora de llegada pensaba aprovechar aquella salida a tope. Ligar con algún chico guapo. Beber y emborracharme, y bailar hasta caer derrotada.
Sonaba a todo volumen el ritmo que retumbaba en mi pecho. El chico de la cabina de música me guiñaba el ojo... Estaba loco por mí...

Un tío moreno, alto y guapo se acercó en la pista... me agarró y me besó. Su lengua acarició levemente mis labios y un escalofrío recorrió mi cuerpo...

Tomándome por la cintura con cariño y firmeza me hablaba, pero yo no podía escuchar nada. Entre la música y el alcohol...
¡Vamos a tomar una copa, te invito! le oí decir cuando alcanzábamos a duras penas la barra, atestada de gente.
¡Espera aquí! me dijo más con gestos que con palabras. Así lo hice. Realmente estaba algo mareada.
El se acercó con dos vasos y me entregó uno. Una cocacola bien fresca, era justo lo que necesitaba...
La bebí casi de un trago y entonces sucedió...

Despacio pero firme, me conducía hacia la salida. Sus ojos ya no eran esos profundos y atractivos, eran negros, oscuros y fríos... Tuve miedo, pero no podía dejar de mirarle...

A la vuelta de la discoteca estaba su coche... Hacía frío pero yo no sentía nada. Era una sensación extraña. Era como estar en un sueño... que pronto se convertiría en una terrible pesadilla...
Sin poder resistirme, me sentó en el asiento del copiloto. Me abrochó en cinturón y me pellizcó los pezones. Pasó su dedo por mis labios y retiró mi pelo de la cara. Sonreía, seguro de sí mismo.
Quise gritar. Sabía lo que ocurriría...
No sé cuánto tiempo pasé sentada en el coche, las luces de las farolas eran como puñaladas en mis ojos...
Paró el coche y dejó de ser el suave hombre que había sido hasta ahora.

Cogiéndome del pelo me lanzó al suelo. Arrancó mi ropa. Me violó una y otra vez, Reía y note cómo su miembro me penetraba por cada orificio de mi cuerpo. Violento, incesante, dañino...No podía gritar, ni moverme... solo las lágrimas salían sin cesar de mis ojos...
Lo que me parecieron horas de agonía, que hicieron que desease la muerte, terminaron con una violenta lluvia de patadas, golpes, insultos. Pensé que me atropellaría y decidí morir entonces."...

Esto podría ser una ficción, pero es tan real como la Burundanga (escopolamina). Una droga que inhibe la voluntad. Puede ser tomada en bebidas, comidas, incluso fumada e ¡Inhalada! puesta sobre un simple papel, un soplido hace que seamos víctimas de esta terrible droga. Es inodora, insípida e invisible mezclada con cualquier alimento.

Solo quería llamar la atención, como otras tantas veces, sobre los riesgos de hablar con extraños. De estar solos en lugares donde nadie nos conoce o puede estar alerta de algún extraño comportamiento... Buscad información sobre esta droga y si tenéis hijos o hijas que salen por las noches, al menos, informarles de la existencia de este tipo de sustancias.
El ser humano se ha vuelto tan perverso... que ya no sabe qué inventar para dañarse a sí mismo.
Ojo con las cosas que tomamos y con la gente con la que nos relacionamos.
Un saludo,

lunes, 3 de noviembre de 2008

El concurso de 20 Minutos.


Un breve post para daros las gracias a todos.

Quiero compartir con todos vosotros mi experiencia en el concurso de 20 minutos que terminó ayer, como muchos ya sabéis.
Nunca había concursado con mi blog en ningún sitio (ni que fuera un perrito). Y esto me pilló de sopetón.
Mi hijo mayor me lo dijo: "mamá, hay un concurso en el periódico 20 minutos, de blogs.. Podrías presentarte..."

Y así lo hice, sin más. No sabía casi ni su funcionamiento.

Puedo hoy contaros, sin salir de mi asombro que he quedado en el puesto número 15 de todos los blogs de actualidad. Y eso que muchos de vosotros no habéis votado por no estar concursando. Estoy contenta ya que otro de mis blogs (el de manualidades) ha quedado en el puesto número 10 y "Un país en la luna", en el puesto 18. Teniendo en cuenta que concursaban 4516 blogs, me parecen buenos puestos.
Así que, aunque no gano nada, estoy orgullosa de los votos recibidos y para mí es un empujoncito en un momento que lo necesitaba.

Gracias por seguir cerquita y esperaremos al próximo año... para celebrar esa comida en Madrid con el dinero del premio, jajaja.


Lo dicho. Gracias a todos por el apoyo moral y a los que me habéis votado en cualquiera de mis otros blogs.
Un saludo,