En qué valores se supone que estamos educando a nuestros hijos. En casa, en los centros escolares, en la calle ... al fin y al cabo, todos somos responsables de los jóvenes en mayor menor medida, por acción en casa y por omisión en el resto del mundo.
Cuando hoy un chico dice: "me aburro" un escalofrío recorre mi cuerpo.
Con el cuarto lleno de tecnología, los estantes llenos de libros. A su disposición todo tipo de armamento lúdico, y el niño se aburre. ¿Por qué el aburrimiento es directamente proporcional a la cantidad de cosas que posees? ¿No es un tanto absurdo?
Tal vez hemos creído que con una mesa llena de cosas ricas que comer, nunca pasaríamos hambre... pero la duda mental y el mejunje que los jugos gástricos hacen en nuestro estómago nos quitan automáticamente el apetito. (recordemos que en eso se basa la política de los buffets libres, ves tanto... que no sabes qué coger y al final comes pasta, te llenas y a casa)Solo una buena tortilla de patata y un trozo de pan sería un sencillo menú que saciaría perfectamente el hambre.
Es una pena que esta sociedad que nos ha tocado vivir nuble la vista de los chavales, que probablemente no son culpables de verse arrastrados por un mundo vacío de contenidos y rebosante de cosas materiales.
¿Qué creen que pasaría si llevamos a un par de chicos, como nuestros hijos a una cabaña en medio del campo?
Supongamos que se quedan allí durante 8 o 10 días sin televisor, sin cobertura, sin ordenador, sin radios ni mp3, dvds, comidas precocinadas,consolas de videojuegos, internet... y ese larguísimo etcétera que todos conocemos.
¿Morirían de inanición? ¿Morirían de aburrimiento? ¿Sus mentes sufrirían una regresión irreversible? ¿Se volverían violentos con su hermano? ¿Les invadiría un ataque de pánico o ansiedad que acabara con su vida de manera fulminante?
NO absolutamente.
Soy de la opinión de que probablemente descubrieran cosas en su hermano que ni siquiera sospechaban. Aprenderían a sincronizarse para ,cada uno, asumir los roles de supervivencia necesarios. Se responsabilizarían de ser previsores. Fabricarían juguetes de cosas que hay por el suelo de la naturaleza (que antes ni siquiera habrían reparado en ellas), aprenderían que comer es un placer que habían olvidado. Aprender a apreciar las pequeñas cosas. Ver un amanecer. Ver como el sol se esconde y como suena el silencio abrumador de la noche en el campo. Despertar con el trino escandaloso de miles de pájaros. Tener el placer de ganar, fabricar, encontrar lo que necesitas para sobrevivir.
La vida fácil y repleta, tristemente no hace más feliz a nadie. Nos convierte en seres dependientes de aparatos que al final ni siquiera nos hacen compañía, que no nos quieren. En casa estamos todos... y cada uno en un cuarto.
La casa es tan grande... queríamos una casa grande para ser más felices, para tener espacio para todo y resulta que eso nos separa. Un televisor para cada uno... no compartimos conversaciones. ¿Qué nos une? Solamente la comida, ¿Por qué? porque, de momento solo hay una cocina y una sola persona que sabe preparar los manjares que a todos les gustan.
Si pudiéramos recuperar el tiempo, la calma, las palabras. Ni siquiera el ejemplo sirve... ¡No están delante de nosotros para ver nuestro comportamiento!
El efecto rebote de todo hará que en próximas generaciones, nuestros hijos, (esos que se aburren y "pasan" de tantas cosas) recuperarán la razón y educarán a sus retoños de manera distinta. Nos hemos equivocado dejándonos arrastrar por el consumo disparatado. Hemos distorsionado casi todo y, desgraciadamente todos lo pagaremos.
Cuando hoy un chico dice: "me aburro" un escalofrío recorre mi cuerpo.
Con el cuarto lleno de tecnología, los estantes llenos de libros. A su disposición todo tipo de armamento lúdico, y el niño se aburre. ¿Por qué el aburrimiento es directamente proporcional a la cantidad de cosas que posees? ¿No es un tanto absurdo?
Tal vez hemos creído que con una mesa llena de cosas ricas que comer, nunca pasaríamos hambre... pero la duda mental y el mejunje que los jugos gástricos hacen en nuestro estómago nos quitan automáticamente el apetito. (recordemos que en eso se basa la política de los buffets libres, ves tanto... que no sabes qué coger y al final comes pasta, te llenas y a casa)Solo una buena tortilla de patata y un trozo de pan sería un sencillo menú que saciaría perfectamente el hambre.
Es una pena que esta sociedad que nos ha tocado vivir nuble la vista de los chavales, que probablemente no son culpables de verse arrastrados por un mundo vacío de contenidos y rebosante de cosas materiales.
¿Qué creen que pasaría si llevamos a un par de chicos, como nuestros hijos a una cabaña en medio del campo?
Supongamos que se quedan allí durante 8 o 10 días sin televisor, sin cobertura, sin ordenador, sin radios ni mp3, dvds, comidas precocinadas,consolas de videojuegos, internet... y ese larguísimo etcétera que todos conocemos.
¿Morirían de inanición? ¿Morirían de aburrimiento? ¿Sus mentes sufrirían una regresión irreversible? ¿Se volverían violentos con su hermano? ¿Les invadiría un ataque de pánico o ansiedad que acabara con su vida de manera fulminante?
NO absolutamente.
Soy de la opinión de que probablemente descubrieran cosas en su hermano que ni siquiera sospechaban. Aprenderían a sincronizarse para ,cada uno, asumir los roles de supervivencia necesarios. Se responsabilizarían de ser previsores. Fabricarían juguetes de cosas que hay por el suelo de la naturaleza (que antes ni siquiera habrían reparado en ellas), aprenderían que comer es un placer que habían olvidado. Aprender a apreciar las pequeñas cosas. Ver un amanecer. Ver como el sol se esconde y como suena el silencio abrumador de la noche en el campo. Despertar con el trino escandaloso de miles de pájaros. Tener el placer de ganar, fabricar, encontrar lo que necesitas para sobrevivir.
La vida fácil y repleta, tristemente no hace más feliz a nadie. Nos convierte en seres dependientes de aparatos que al final ni siquiera nos hacen compañía, que no nos quieren. En casa estamos todos... y cada uno en un cuarto.
La casa es tan grande... queríamos una casa grande para ser más felices, para tener espacio para todo y resulta que eso nos separa. Un televisor para cada uno... no compartimos conversaciones. ¿Qué nos une? Solamente la comida, ¿Por qué? porque, de momento solo hay una cocina y una sola persona que sabe preparar los manjares que a todos les gustan.
Si pudiéramos recuperar el tiempo, la calma, las palabras. Ni siquiera el ejemplo sirve... ¡No están delante de nosotros para ver nuestro comportamiento!
El efecto rebote de todo hará que en próximas generaciones, nuestros hijos, (esos que se aburren y "pasan" de tantas cosas) recuperarán la razón y educarán a sus retoños de manera distinta. Nos hemos equivocado dejándonos arrastrar por el consumo disparatado. Hemos distorsionado casi todo y, desgraciadamente todos lo pagaremos.
1 comentario:
Ola! es gracioso tu post de hoy! jeje tienes razon tenemos de todo y nos parece insuficiente, o repetitivo, pero si que sobreviviriamos si nos dejais en una cabaña aislados (no lo hagais de todas formas) xq yo me acuerdo de cuando iba de campamento, que los primeros dias piensas, ojala tuviera una tele y pudiera ver Bea en el sofa...pero dos dias despues te has buscado tus propios pasatiempos..
un besito!
pd: ya me he hecho las pulseras que desde que compramos las cuentas las tenia guardadas! que cabeza la mia!!
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