Voy a contaros una historia, cuanto menos, triste. (leed con atención)
Hay un chaval que pertenece a una de las tribus mas pobres del continente africano, llamado Martín. Vive en unas condiciones lamentables, no tienen agua en casa (bueno digo casa por decir algo, una tienda de ramas y telas por donde se cuelan el frío y el calor sin ningún decoro), donde la intimidad es algo desconocido. Cuando es necesaria el agua para cocinar, camina varios kilómetros bajo el sol (ya que de noche es peligroso) y él y sus hermanos juegan a ver quién llega antes a cada duna. La vuelta ya es otra cosa vienen cargados y con cuidado de no derramar nada de ese preciado tesoro.
Sus condiciones de vida (tal como nosotros las conocemos) son terribles... No hay escuela,ni instalaciones sanitarias, medios de transporte, cultivos, comercio y por supuesto sus prioridades son alimentarse y sobrevivir.
A pesar de todo, Martín es feliz. Juega con sus hermanos todo el día.
Hace poco una de sus hermanitas pequeñas murió de una enfermedad desconocida (gastroenteritis). La muerte también es aceptada con la resignación que provoca la frecuencia. Su media de vida son 40 años y la nena que murió ya nació débil, es mejor así...
Martín tiene 11 años, prácticamente un adulto. Su futuro es el mismo de su padre y de sus hermanos mayores, convivir con su familia y conseguir algo de caza, lo suficiente para comer, comerciar con algunas pieles y, sobre todo, como dice su padre, ser un hombre honrado y encontrar una buena mujer con la que formar una familia y contribuir al bien de la comunidad.
Una mañana mientras jugaba con todos los críos apareció a lo lejos una nube de polvo... De ella surgió un Land Rover de esos que veían de vez en cuando.
Del coche, que paró junto a ellos, bajaron cuatro personas blancas. Una mujer muy hermosa, que intentaba vestirse como su madre sin conseguir colocarse el pañuelo correctamente (martín se preguntaba porqué iba disfrazada) Los tres hombres que la acompañaban vestían impecables trajes del Coronel Tapioca, recién planchados y con un olor dulce que llegó hasta ellos en cuanto bajaron del todo terreno.
Uno de ellos, el más joven, hablaba su idioma y les explicó, agachado en cuclillas, que traían excelentes noticias para un niño llamado Martín. ¿Cual de vosotros es Martín? Yo yo, gritó.
Pidió al muchacho hablar con sus padres, y Martín le condujo al final del poblado donde estaban sus padres. El hombre "Tapioca" entró en la tienda y permaneció allí largo rato.
Al salir, Martín vio los ojos enrojecidos de su madre y la sonrisa semiforzada de su padre. Éste le explicó que los señores que estaban allí pertenecían a una Ong (intentó explicarle a chico qué significaba aquello). Martín escuchaba con atención. ¡Guau! pensó ir a España a pasar tres meses, todo el verano.
Mira, dijo el hombre tapioca, aquella señora que está al lado del coche es una mujer muy rica y quiere ayudarte y que aprendas a leer y a escribir. Sabe que tienes problemas con uno de tus ojos. Te comprará una gafas que te permitirán ver mucho mejor.
El viaje en coche hacia el aeropuerto fue emocionante para Martín, que viajaba sin equipaje. La experiencia de volar en esos aviones que tantas veces había visto... Desde el suelo nunca imaginó que fueran tan grandes.
En España encontró el paraíso. Grifos en tu propia habitación de donde surgía agua fría y ¡caliente! con solo girar la manivela. Aurora (que así se llamaba la pobre mujer rica) tuvo que explicarle que la piscina que había en el jardín de la urbanización no era un depósito de agua para cocinar, sino que podía meterse dentro y jugar. También le sorprendió la primera noche durmiendo sobre la mullida alfombra del suelo y cuando le metió en la cama, entre sábanas suaves y perfumadas, el niño creyó estar en el cielo.
Le hicieron unas bonitas gafas de color rojo y descubrió la lectura y la escritura. La televisión y los vídeo juegos le cautivaron. Era tan maravilloso... Martín nunca había sido tan feliz.
Pero llegó Septiembre y Aurora le dijo un día:
- Martín, mañana tenemos que hacer el equipaje para que vuelvas con los tuyos. Nos has hecho muy feliz y esperamos que el próximo verano, si mi marido tiene vacaciones, vengas a visitarnos otra vez.
Martín sintió como una punzada en el estómago. Quería y añoraba muchísimo a sus hermanos y a sus padres... Pero... su vida había cambiado para siempre.
Aquella noche se quitó las gafas y las dejó cuidadosamente sobre la mesilla de noche, se lavó las manos en aquel milagro llamado grifo, y se subió al escritorio, donde estaba la consola de vídeo juegos y el ordenador. La vista era impresionante desde el piso 11, las luces de la ciudad le hipnotizaban y los coches formaban una serpiente interminable en las calles... y entonces abrió la ventana y... saltó. Saltó y voló sobre el paraíso que ya nunca le obligarían a abandonar...
Aurora y Juan se sintieron muy tristes, por eso ahora cada año traen dos niños con los que calmar su asquerosa y repugnante conciencia.Hay un chaval que pertenece a una de las tribus mas pobres del continente africano, llamado Martín. Vive en unas condiciones lamentables, no tienen agua en casa (bueno digo casa por decir algo, una tienda de ramas y telas por donde se cuelan el frío y el calor sin ningún decoro), donde la intimidad es algo desconocido. Cuando es necesaria el agua para cocinar, camina varios kilómetros bajo el sol (ya que de noche es peligroso) y él y sus hermanos juegan a ver quién llega antes a cada duna. La vuelta ya es otra cosa vienen cargados y con cuidado de no derramar nada de ese preciado tesoro.
Sus condiciones de vida (tal como nosotros las conocemos) son terribles... No hay escuela,ni instalaciones sanitarias, medios de transporte, cultivos, comercio y por supuesto sus prioridades son alimentarse y sobrevivir.
A pesar de todo, Martín es feliz. Juega con sus hermanos todo el día.
Hace poco una de sus hermanitas pequeñas murió de una enfermedad desconocida (gastroenteritis). La muerte también es aceptada con la resignación que provoca la frecuencia. Su media de vida son 40 años y la nena que murió ya nació débil, es mejor así...
Martín tiene 11 años, prácticamente un adulto. Su futuro es el mismo de su padre y de sus hermanos mayores, convivir con su familia y conseguir algo de caza, lo suficiente para comer, comerciar con algunas pieles y, sobre todo, como dice su padre, ser un hombre honrado y encontrar una buena mujer con la que formar una familia y contribuir al bien de la comunidad.
Una mañana mientras jugaba con todos los críos apareció a lo lejos una nube de polvo... De ella surgió un Land Rover de esos que veían de vez en cuando.
Del coche, que paró junto a ellos, bajaron cuatro personas blancas. Una mujer muy hermosa, que intentaba vestirse como su madre sin conseguir colocarse el pañuelo correctamente (martín se preguntaba porqué iba disfrazada) Los tres hombres que la acompañaban vestían impecables trajes del Coronel Tapioca, recién planchados y con un olor dulce que llegó hasta ellos en cuanto bajaron del todo terreno.
Uno de ellos, el más joven, hablaba su idioma y les explicó, agachado en cuclillas, que traían excelentes noticias para un niño llamado Martín. ¿Cual de vosotros es Martín? Yo yo, gritó.
Pidió al muchacho hablar con sus padres, y Martín le condujo al final del poblado donde estaban sus padres. El hombre "Tapioca" entró en la tienda y permaneció allí largo rato.
Al salir, Martín vio los ojos enrojecidos de su madre y la sonrisa semiforzada de su padre. Éste le explicó que los señores que estaban allí pertenecían a una Ong (intentó explicarle a chico qué significaba aquello). Martín escuchaba con atención. ¡Guau! pensó ir a España a pasar tres meses, todo el verano.
Mira, dijo el hombre tapioca, aquella señora que está al lado del coche es una mujer muy rica y quiere ayudarte y que aprendas a leer y a escribir. Sabe que tienes problemas con uno de tus ojos. Te comprará una gafas que te permitirán ver mucho mejor.
El viaje en coche hacia el aeropuerto fue emocionante para Martín, que viajaba sin equipaje. La experiencia de volar en esos aviones que tantas veces había visto... Desde el suelo nunca imaginó que fueran tan grandes.
En España encontró el paraíso. Grifos en tu propia habitación de donde surgía agua fría y ¡caliente! con solo girar la manivela. Aurora (que así se llamaba la pobre mujer rica) tuvo que explicarle que la piscina que había en el jardín de la urbanización no era un depósito de agua para cocinar, sino que podía meterse dentro y jugar. También le sorprendió la primera noche durmiendo sobre la mullida alfombra del suelo y cuando le metió en la cama, entre sábanas suaves y perfumadas, el niño creyó estar en el cielo.
Le hicieron unas bonitas gafas de color rojo y descubrió la lectura y la escritura. La televisión y los vídeo juegos le cautivaron. Era tan maravilloso... Martín nunca había sido tan feliz.
Pero llegó Septiembre y Aurora le dijo un día:
- Martín, mañana tenemos que hacer el equipaje para que vuelvas con los tuyos. Nos has hecho muy feliz y esperamos que el próximo verano, si mi marido tiene vacaciones, vengas a visitarnos otra vez.
Martín sintió como una punzada en el estómago. Quería y añoraba muchísimo a sus hermanos y a sus padres... Pero... su vida había cambiado para siempre.
Aquella noche se quitó las gafas y las dejó cuidadosamente sobre la mesilla de noche, se lavó las manos en aquel milagro llamado grifo, y se subió al escritorio, donde estaba la consola de vídeo juegos y el ordenador. La vista era impresionante desde el piso 11, las luces de la ciudad le hipnotizaban y los coches formaban una serpiente interminable en las calles... y entonces abrió la ventana y... saltó. Saltó y voló sobre el paraíso que ya nunca le obligarían a abandonar...
No puedo soportar el egoísmo de algunos "generosos". Pensemos un poco en el daño de mostrar el cielo, a los angelitos del infierno.
Un beso,
(Publiqué esta entrada el 22/10/07, cuando acababa de abrir este blog y nadie entraba a leerme)
75 comentarios:
Esta historia me llegó al corazón. Me encanta tu blog. Saludos!
Gracias, mujercita. Espero pronto tus visitas.
Tu relato es una descarga en la misma sesera para tanto papanata ridículo, confundido, bienintencionado tonto del culo que no entiende nada de nada. De los que creen que mola estar en una onege porque los desdichados que vivimos en el primer mundo somos culpables de los males del resto y que la mejor obra que podemos hacer es apadrinar un niño negro o traerno de vacaciones.
Perdona que entre tan fuerte en tu blog, pero es que me toca los coj..
tanto buenismo.
Un saludo.
Siempre he pensado que lo mejor es ayudar a que se ayuden en su medio, el que conocen, el que pueden manejar y crecer.
Necesitan ayuda, no caridad.
Un beso
Es una historia muy real, que sólo sirve para prolongar la agonía de quienes sufren. Es como dar un buche de agua a un sediento y decirle que no puede beber más.
Pero eso sí, nos quedamos tranquilos, muy orgullosos de nuestra acción.
Un beso.
Acabamos de venir de Egipto, andube por detras de los mercados y los lugares para los turistas, eso lugares que las agencias nde viajes, no quieren que veamos. lo que vi y leer este articulo, me siguen dando vueltas en la mente.Eran unas vacaciones y se han convertido en otra cosa. No se definirlas,le llamaria CONCIENCIA.
camaraymicrofonos.blogspot.com/
“ VICHEANDO “
Natacha, la historia me puso los pelos de punta, pero es real como la vida misma.
Esto de las acogidas, bien sea por enfermedades de los niñ@s u otros motivos, pienso que siempre hay un lado oscuro.
Te cuento que cuando yo vivia en Ucrania, el gobierno español tenia un acuerdo con el ucraniano para traer niñ@s de Chernobil, entre esos niños, la verdad que vinieron muchos enfermos, pero también otros de gente del gobierno para pasar vacaciones gratis. Se puso en conocimiento de las autoridades españolas,pero creo que la cosa continuó igual. En estos mismos casos, Cuba mandaba médicos allí para diagnosticar realmente a esas personas y se las llevaban si realmente lo necesitaba. Muchos se han salvado o han mejorado su calidad de vida gracias a estas ayudas de otros paises, pero como el caso que tú cuentas, yo también soy partidaria de que se envien especialistas y ayudas a sus paises , más que nada porque a un niño no le puedes sacar de su entorno, si realmente tiene que volver, es muy duro.
Un besito
buf!!! y tan triste que es la historia que nos has contado... aunque estás en lo cierto... muchas personas, la mayoría adineradas, porque no puede ser de otra manera, creen que jugar a ser dioses les ayudará a conseguir su billete hacia el paraiso... ilusos... Besos
Imprensionante relato, se de gente que hace lo mismo y nunca lo habia visto de esa manera, no te paras a pensar en como será su vida al regresar a su casa...
Aprovecho para desearte lo mejor en este nuevo año. Un abrazo.
Es muy cruel hacerles sentir lo que es el paraiso y despues devolverlos a la pobreza, no me extraña que acabara asi...
Besitossssssss
Porque simepre apuntas directo a mi sonrisa, me haces sentir cómoda y siempre me acompañas, te otorgo el Premio Dardo.
Y porque vales millones, has sido premiada con el Premio Blog de Oro.
Reglas:
- Pinchar en las imagenes de los premios, en mi blog. y copiar.
- Seleccionar 15 blogs y avisarles
Relicidades
Angel, gracias por tu visita y por tu opinión.
Realmente debemos aprender a dirigir los esfuerzos en cosas prácticas... Esto es casi peor que no hacer nada...
Un beso, cielo.
Natacha.
Lys, si. La verdad es que se hacen flacos favores así...
Un beso, bonita.
Natacha.
Tawaki, eso es lo que me saca la sangre... Comprar la tranquilidad... me parece pensoso.
Un beso, querido amigo.
Natacha.
pedro, conozco esas calles. Yo también me "escapé" de los guias y caminamos por las calles, vimos y olimos... Siempre digo que vi niños que pisaban descalzos lo que los míos no pisarían ni con zapatos...
La conciencia es lo que ha de empezar a funcionar.
Un beso, cielo
Natacha.
Paqui, hola preciosa.
Pues sí, así es... hay que mandar allí la ayuda. Alli viven y allí necesitan cosas... Traerles para mostrarles lo que nunca podrán tener... me parece cruel.
Un beso, mi niña.
Natacha.
Haw, nos gusta jugar a ser dios... y se me pone la carne de gallina cuando pienso en la vuelta de esos niños... de la piscina al desierto... ufff, qué duro.
Un beso, mi niño.
Natacha.
Casiopea, muchas veces no pensamos en las cosas que hacemos y deberíamos....
Como cuando agarramos a un ciego le cruzamos la calle... A veces no sabemos cómo hacerlo... Pero hay que pensar y preguntarse...
Un beso y feliz año a ti también, mi niña.
Natacha.
Mar... más de un niño se ha quitado la vida... solo hay que ponerse en su pellejo.
Un besito, linda
Natacha.
Acabo de enterarme que existe gente capaz de hacer eso.
Al parecer cuanto más civilizada es una sociedad, mas repugnante se torna.
Sabía que se adoptaban, compraban y robaban niños desde siempre, pero que luego los devolvieran... no entiendo, no me explico razón en una mente sana para hacer semejante aberracíon. En fin.
Exelente entrada, como siempre.
Un abrazo desde muy lejos.
Un relato muy cruel, tan cruel como la vida misma. Expresas muy bien mi sentir, querida Natacha, ante esta barbarie que contemplo con impotencia cada verano. Pero esto daría para un gran debate, y en este país no hay tiempo para las cosas imoportantes.
Un beso, sigo resistiendo.
Este es el primer post tuyo que leí, y desde entonces no me he despegado, gracias por traernos estos temas que nos ponen a pensar y a levantar las voces y las conciencias...
Me he quedado sin palabras Natacha... en serio. No se qué decir..... ahora mismo tengo en corazón en un puño.
Un beso fuerte.
Uhhhh a qué idiota se le ocurre hacer eso.... es como mostrarle un pan a un niño hambriento y después quitárselo... Dios mío ¿ de qué estamos hechos?
besitos
Uhhhh a qué idiota se le ocurre hacer eso.... es como mostrarle un pan a un niño hambriento y después quitárselo... Dios mío ¿ de qué estamos hechos?
besitos
Uhhhh a qué idiota se le ocurre hacer eso.... es como mostrarle un pan a un niño hambriento y después quitárselo... Dios mío ¿ de qué estamos hechos?
besitos
Uhhhh a qué idiota se le ocurre hacer eso.... es como mostrarle un pan a un niño hambriento y después quitárselo... Dios mío ¿ de qué estamos hechos?
besitos
Últimamente debo estar muy sensible. Lloro con cualquier cosa, y este post no ha sido la excepción.
Te conozco bastante bien para que no te afecten hestas cosas,ami me ha llegado al corazon y me sienyo inpotente,por no poder hacer nada,
eres un sol y una buena amiga.
UN BESO ENI
por ser real mucho mas triste esta historia.........
porque no ayudar a esas almas dolientes en su lugar, junto a los suyos.....llevarlas, devolverlas, cuál paquete....impresionante, amiga........
ah!!!!!!menos mal que paseo por toda la red.....no tenía actualizado este blog y casi me pierdo esta entrada.........
tirón de oreja para mr. blogger
un abrazo,diosa
Natacha, que triste lo que cuentas, no tenía idea que pasarán cosas así, como se puede jugar así con los sentimientos de los niños? es muy cruel
Besitos,
Las ong tendría que dedicarse a dar ayuda en el lugar, con el poco dinero invertido en esos días para el niño, podrían haber colaborado con toda la familia haciendo alguna contribución para todos.
La historia es triste, no sé si será cierta, no quiero creer que un niño llegue hasta tal extremo, pero está muy bien contada. Un abrazo.
Gamar, esto es muy frecuente en España y en otros países europeos.. no sé cómo funcionan en américa...
Yo nunca lo he entendido.
Un beso cielo.
Natacha.
Pedro, así, es.. mejor hablamos de futbol... o algo así.
Qué triste.
Un beso, mi niño.
Natacha.
Alejandrina.. no lo sabía. Casi no entraba nadie entonces. Siento haber repetido,
Un beso, mi niña
Natacha.
Alma, pues es así la cosa... una crueldad disfradada de caridad.
Un beso, bonita.
Natacha.
Maru, como dije antes, en Europa es frecuente... bastante.
Un beso, bonita.
Natacha.
David, no pretendía dolerte... pero estas cosas hay que decirlas también,. al menos así lo creo, por muy triste que sea.
Un besito, cielo.
Natacha.
Eni, yo jamás haría algo así. No se ayuda mostrando lo que no puedes tener.
Un beso, preciosa.
Natacha.
Adrisol, jajaja. A veces falla bloguer, no pasa nada.
Yo ando tan mal estos días.... seguro que se me pasan cosas.
Un besito, bonita.
Natacha.
Soñadora. Muchas ong's lo hacen en verano. Es así de crudo.
Un beso, mi niña
Natacha.
Rosa María, la historia es un relato... pero no por ello es falso lo que ocurre.
Me pongo en su pellejo y debe ser muy doloroso volver...
Un beso y gracias, cielo.
Natacha.
Dura entrada y real como la vida misma. Enhorabuena por esta forma de escribir.Saludos
Estoy completamente de acuerdo contigo Natacha, no me gustan pero nada, nada, cuando traen niños saharauis a pasar el verano y como tú bien dices a limpiar conciencias...se de varios casos, y aunque no con un final tan tremendo, pero en que los niños lo pasaron fatal el día de su partida, sin contar uno en que una familia con dos hijos ya adolescentes y que querían jugar a ser papás otra vez, cogieron a una niña y los pocos días la rechazaron porque daba demasiados quebradores de cabeza tener una pequeña en casa, así que la organización le buscó otra familia, en fín una pena, la verdad.
Besitos guapa.
UFFFF,la verdad es q me ha impactado la historia,aunque es tan real como la vida misma,ojala se tome conciencia, q la vida de un ser humano no es un capricho q se pueda comprar.
Besos
a nosotros tmb nos llego al corazon, esperamos verte por nuestro blog prontito...un abrazo fuerte..
Increible Natacha, increible. Claro que si, eso es lo que siempre se ha dicho en mi familia, traer a niñoa pobres para enseñarles el cielito y mandarlos de nuevo a su vida anterior.
Aquí muestras exactamente lo que puede sentir un niño. ¡Y lo ego´ïstas que son algunas.
No tango mucho que añadir, bueno sí, GRACIAS por plasmarlo.
Un abrazote
Hola Natacha.
Si que es triste esta historia, pero real...
Este verano, alguien muy cercano a mi familia con cuatro hijos, un derroche de vida y desde mi punto de vista, muy malas costumbres, odoptó a una niña marroquí, para el verano.
Despues de darle todo, enseñarle lo que era una piscina, consentirla y enseñarla a hablar tacos y demás... La enviaron de vuelta a casa en menos de un mes.
¡¡¡ Diciendo que la niña era insoportable !!!
... Y yo pienso ¿dormiran tranquilos todas las noches?
Yo sentí verguenza ajena.
Un beso wapa.
Nunca me cansaré de decirte lo bien que escribes.
Hola
Pues me alegro que hayas "republicado" el post por varios motivos, ahora mucha mas gente te lee (mérito todo tuyo) y por consiguiente conseguirás remover mas conciencias ajenas.
Yo personalmente cre que uno de los peligros de jugar a ser Dios es que puedes equivocarte..
Me ha encantado el post.
Un beso
Ricard
Natacha mi amor no te conocen este blog, hoy le he descubierto, y cree me que he quedado impresionada con el relato de Martín, que pena de niño se creen hacer un favor con enseñarles nuestra forma de vida y vivirla y "como que no"pues cuando despiertan del sueño vivido...ya vemos lo que pasó.
Feliz fin de semana bonita
Querida, no sé por qué mi post se repitió tanto... ni idea... disculpa.
besitos
Esta historia me ha dejado sin palabras, no se que decir,es tan dolorosa para el que la lee,como para el que la escribe.
¿Como podemos llamarnos civilizados ?cuando pasan esas cosas ¿por que un niño tiene que pasar por esto?no lo entiendo quería escribir mas cosas pero tengo un nudo en la garganta que no me deja lo siento un saludo
Rivela, bienvenida a esta hermosa trastienda...
Gracias por tus amables palabras.
Ven siempre que quieras.
Un beso
Natacha.
Libra, es penoso cómo jugamos a ser Dios... una pena todos esos niños que acarician el cielo y luego vuelven al infierno..
Un beso, preciosa
Natacha.
Gara, ojalá pero esto seguirá pasando... somos así de ególatras...
Un beso, cielo.
Natacha.
Pensadores, siento tanto retraso en mis visitas, pero no tengo el tiempo que quisiera. Sé que sabréis perdonar mis ausencias...
Un beso y muchas gracias por vuestra visita.
Natacha.
Nuria, gracias a ti y a personas como tu que tienen ya esa conciencia, a ver si entre todos acabamos con estas farsas....
Un beso, cielo
Natacha.
Isabel, tratar a un niño como un juguete o un objeto es de lo peor... Algún día tendrán su castigo en su propia conciencia.
Gracias, bonita, por tus palabras.
Un beso, cielo
Natacha.
Ricard, gracias corazón.
Eso exactamente, jugar a ser Dios... qué peligro.
Un beso, querido amigo
Natacha.
Conchita bienvenida. Este blog es muy bonito aquí detrás con todas vuestras opiniones que enriquecen el texto siempre.
Gracias y te espero siempre que quieras venir.
Un beso, bonita
Natacha.
Maru, ni te preocupes, cielo.
Un beso
Natacha.
Geni, bienvenida.
en este lugar encontrarás a veces historias crudas y tristes... pero hay que decirlo... para al menos intentar que se haga lo menos posible...
Un beso, bonita
Natacha
NATACHA: Me fue tan bonito ¿que ya estoy de vuelta!!! Pude resolver mis problemas laborales y personales y aprendiendo como siempre a crecer! y SUMAR! UN GUSTO LEERTE UEVAMENTE. SEGUIMOS CONECTADAS. UN BESO
ROXANA
Jo!!
Mira que me he emocionado.!!.
Que fuerte hija!!
A veces queremos hacer bien a alguien, y no nos damos cuenta el error que cometemos.
Que pena con este niño!!!
Me dejas con el corazón a mil.
Espero que te encuentres bien.
Te dejo abrazos.
Me hiciste llorar ,hoy estoy especialmente tristona .Un saludito.
Wow realmente me dejaste pensando. Y es que ahi esta el problema cuando se piensa que se sabe lo que necesitan los demas, la felicidad es distinta para todos y es hora de que aprendamos a respetarlo.
http://gymbrainstorming.blogspot.com/
Es un relato tremendo !!! te obliga a reflexionar y repensar la cuestión del "conocimiento" y la "ignorancia".
Me estremeció...muchos besitos muy querida Natacha.
Te dejé algo en mi blog. Cuando puedas te pasas por allí.
Besos.
Roxana, me alegra verte, cielo.
Un besito,
Natacha.
Pier, por eso quería publicar esta historia, No es solo que lo hagamos mal.. es que, a veces, ni lo pensamos...
Un beso, linda
Natacha.
Lua, lo siento, cielo. No era mi intención. sino remover algunas conciencias.
Un beso y mejorate, linda.
Natacha.
Mariana, bienvenida... es cierto que no lo pensamos, pero se hace daño a veces con la mejor intención.
Un beso, preciosa.
Natacha.
(tienes un bonito nombre)
Adolfo, gracias por venir a leerme siempre.
Eres adorable, espero que todo te vaya lindo.
Un beso, querido amigo.
Natacha.
Mercedes ¡me encantan las sorpresas! jaja.
Ahora voy, bonita
Natacha.
Tremendo lo que nos cuentas, Natacha, me he quedado sin palabras... y con los ojos humedecidos...
Gracias por volver a publicarlo.
Un beso.
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