"Nadie merece tus lágrimas... pero si alguien las merece, jamás te hará llorar..."
Anónimo.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Los milagros no existen.

Las dietas y los medicamentos "milagro", no existen.

Se trata de un negocio vergonzoso. Un sacacuartos. Personas desesperadas, con poca fuerza de voluntad y con unos cuantos euros en el bolsillo dispuestos a ser sacrificados por un sueño inalcanzable. La figura perfecta.
Lo más triste del caso es, que aunque se consiga este descenso de peso, normalmente, es temporal. Además ocurre algo muy curioso: Adelgazas unos kilos y no alcanzas la imagen que tenías en la cabeza de cómo sería tu cuerpo con unos kilos menos. La mente juega con nosotros de forma muy cruel y el mecanismo (comienzo de la anorexia) es seguir adelgazando. Así creemos que conseguiremos ese cuerpo con el que soñamos de forma inconsciente. Lo que ocurre es que al perder peso, el cuerpo se resiente, sobra piel, la carne se descuelga, sobre todo si pasas de los 35 o 40 años.
Comienza el desencanto y entras en una espiral difícil de romper. Cada vez comes peor, pasas más hambre (lo que provoca ataques de bulimia). Cuando te pegas un atracón de comer, la culpabilidad se apodera de ti y vomitas lo comido. Otra nueva espiral se instala en tu cabeza, que provoca problemas de dentadura (se quema con los ácidos gástricos), problemas con tu entorno y problemas contigo mismo.

Todo esto es muy peligroso. Sobre todo si hablamos de personas jóvenes, que no disponen de la madurez necesaria para parar esta situación, para evitar que se les vaya de las manos. Todos sabemos el horror de la anorexia y los estragos que provoca en una parte de la población.

Creo que las empresas farmacéuticas se aprovechan de esta situación de manera vergonzosa. Venden productos (que tal vez no sean dañinos para la salud) que cuestan caros, que no funcionan, que crean más frustración si cabe. Productos que aconsejan, junto con las gotas, pastillas, o galletas de turno, una dieta equilibrada, poco o ningún consumo de azúcares... La dieta en definitiva que deberíamos hacer y que convierte en absurda la ingesta de cualquier medicamento o pseudomedicamento .
Hay personas que aún ponen más en riesgo su salud, e incluso su vida, acudiendo a herbolarios, sin pensar que los venenos más potentes del mundo son plantas naturales. Ponernos en manos de un dependiente de un herbolario es una temeridad, cuanto menos.

Hablando con algo de conocimiento del tema, me gustaría aconsejar a cualquier persona que desee perder unos cuantos kilos (si se trata de muchos, es cosa de los médicos) 10 ó 15 a lo sumo, que nunca deje de comer. No es necesario comprar ningún medicamento, ni hierba ni pulseras ni cd´s de relajación. El secreto está en cambiar la manera de comer.
Creo que la premisa más importante es que "nadie puede estar a dieta toda la vida". La fuerza de voluntad, por mucha que sea, tiene un límite. Hacer un régimen, supone darse un plazo de tiempo determinado. En nuestro subconsciente se graba que hacer una dieta tiene un comienzo y un fin, y ése es el error. Cuando dejes de hacer esa dieta, volverás a recuperar el peso perdido, y probablemente algún kilo más.
No hagas dieta, cambia tu forma de comer. Elimina de tu vida los azúcares añadidos. Los alimentos ya contienen la glucosa necesaria. Reduce al máximo las harinas refinadas y sustitúyelas por harinas integrales. Reduce también todo lo posible la ingesta de hidratos de carbono (patatas, pan, etc). Come al menos 5 veces al día. Cena muy poco y temprano.Y sobre todo, y lo más importante, no pases hambre. Nadie puede aguantar mucho tiempo con hambre y el frigorífico lleno de comida.
Abusa todo lo que quieras de las verduras, el aceite de oliva, embutidos, carnes y pescados, huevos. Pero recuerda no añadirles azúcar, harinas refinadas o patatas.
En el mercado hay cada vez más alimentos integrales. Bollería, chocolates, panes, que se elaboran sin azúcar y con harinas 100% integrales. Lee las etiquetas como condición a la compra cualquier artículo elaborado. Descubrirás cuántas de esas cosas contienen azúcar en sus ingredientes. No compres nada de eso. Elige los que sean sanos, que también los hay.

Cuando veas, que sin pasar hambre (solo de vez en cuando echarás de menos la glucosa) pierdes, de forma progresiva, todo el peso que te sobra, tú mismo mantendrás esa alimentación para siempre. No cuesta mucho trabajo y te aseguro que funciona. Yo perdí peso hace más de 10 años y no he recuperado más que 4 kilos cuando dejé de fumar.
De vez en cuando me doy un homenaje controlado y ya está. Disfruto de mi talla 38 sin problemas y sin grandes sacrificios. Pero recordar que es necesaria una inversión de tiempo y un poquito de esfuerzo para conseguirlo.
Nada es gratis ni milagroso. Los medicamentos milagro no existen, ni las dietas milagro tampoco. Todo en esta vida cuesta un esfuerzo. Lo que hay que valorar es, si merece o no la pena intentarlo. Yo creo que sí.
Quiero, por último, deciros que perder el peso que nos sobra no nos asegura la felicidad, ni ser mejor persona. Todas esas cosas están dentro de cada uno. La belleza, es importante, pero solo es una parte de nosotros mismos, y no precisamente la más importante. No olvides que la felicidad se construye desde dentro y no al revés. No puedes comprarla en la farmacia ni conseguirla adelgazando unos kilos.
Cuando tengas todo eso claro, entonces es el momento de intentarlo. Es como dejar de fumar, ningún parche de nicotina te ayudará si realmente no quieres dejarlo, y si es así ¿para qué necesitas un parche o un chicle? Tú quieres y tú puedes. La mente es el arma más poderosa de la que disponemos. Vamos a aprender a usarla en nuestro beneficio. No dejar que se apodere de nosotros el descontrol mental. Domina tus deseos y toma las riendas de tu vida.
No puedo dejar de pensar que "si yo pude, tú también puedes".
Un saludo.


2 comentarios:

lys dijo...

Pocas veces he estado tan de acuerdo como con este post tuyo. Nos engañan como a chinos, !Qué digo a chinos, cual quiera engaña a los chinos!

Un saludo lindo.

Natacha dijo...

Lys, gracias cielo.
Por tu comentario. Espero tu visita siempre que te apetezca.
Un beso, linda
Natacha.